Amy tiene un mal presentimiento: está absolutamente convencida de que va a morir mañana. Cuando se lo cuenta a su amiga Jane, ésta trata de quitarle la idea de la cabeza, pero poco después ella empieza a tener esa misma sensación, como confiesa en la fiesta de cumpleaños de su cuñada. Y la cosa no va a terminar aquí.
Nos cuesta asumir nuestra mortalidad.
Aunque sabemos, con certeza absoluta, que algún día seremos polvo, intentamos por todos los medios alejarnos de tan demoledor pensamiento, engañándonos a perpetuidad, a veces de forma constructiva, y otras pensando en una inmortalidad inexistente que nos hace desperdiciar una vida única, con la mecha corta.
‘She dies tomorrow’ se atreve a jugar con la simple pero inexorable certeza de una muerte segura, y lo hace además en el momento propicio, con una pandemia que alimenta nuestros miedos como nunca en la historia moderna.
Amy podría ser cualquiera de nosotros, y como a ella y al resto de personajes que se ‘contagian’ del certero conocimiento del final, la angustia, la negación, las continuas vueltas a las decisiones tomadas y no tomadas, el aprovechar hasta el último (aunque insuficiente) minuto para poner las cosas en su sitio, o naufragar en preguntas sin respuesta, se apoderan del metraje.
Lo mejor de la película de Amy Seimetz es que centra el terror en algo tan simple (y complejo), como la muerte, y los fantasmas y miedos de cada uno que, reales o no, siempre están ahí, dispuestos a golpearnos sin piedad.
El protagonista principal que nos afecta a todos no necesita de elaborados efectos visuales, propuestas grandilocuentes, terroríficos escenarios, una banda sonora que nos ponga los pelos de punta, gritos del buenorro o buenorra de turno o jump scares posicionados aquí y allá, para inocular el mal rollo, la incomodidad, el espejo donde jamás queremos mirar.
Aciaga, pesimista, horrible como saber que mañana ya no estarás aquí y, de ser así ¿qué harías?.
‘She dies tomorrow’ es tan cautivadora, personal, honesta, poética, fúnebre (en toda la extensión de la palabra), elaborada, llena de recovecos y alejada del mainstream del género, que se reivindica por sí sola pero, precisamente por eso, no todos los espectadores aceptarán la propuesta con buenos ojos, y muchos se perderán buscando clichés que no van a encontrar aquí.
Con todo, cuando creemos que escasean las ideas, siempre hay autores que nos demuestran que aún hay luz al final del túnel, y el cine sigue muy vivo y es capaz de reinventarse a sí mismo, con nuevas y valientes lecturas de caminos ya recorridos.
El ‘Destino final’ de Amy Seimetz es introspectivo, estimulante, demoledor y se llama ‘She dies tomorrow’.
Lo mejor: la honestidad de la propuesta, ante la que es imposible quedarse indiferente.
Lo peor: se quedan muchas cosas en el tintero, y será desesperante para más de uno.
Comentarios
Post relacionados
