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Pozos de ambición. Paul Thomas Anderson y sus aires de grandeza

Hay películas como Naufrago o Ray que se han hecho con un objetivo claro: el lucimiento de su protagonista con claras vistas a conseguir una estatuilla. No encuentro otra explicación para Pozos de Ambición donde Paul Thomas Anderson intenta retratar las peripecias de un buscador de petróleo en Estados Unidos desde su perspectiva más cruel y descarnada.

Muchos han dicho que a Daniel Plainview le quieres o le odias a los pocos minutos de estar en pantalla. En realidad no es del todo cierto para un grupo bastante importante de espectadores en realidad lo que provoca es indiferencia total y absoluta mezclada con lástima. No es un personaje agradable, pero a la vez no es la encarnación del mal personificada por lo que en realidad la larga película pasa con más pena que gloria antes tus ojos.

La película no sólo es larga, además se hace larga. Le echo la culpa a su banda sonora, la mar de irritante, y a que la mayoría del tiempo no sólo es que no pase nada, es que además no emiten ningún sonido por lo que al final sólo acabas simpatizando con el hijo del magnate petrolero. Si, los personajes “se mueven por dentro” pero ni un genio sería capaz de plasmar eso en la pantalla.

Daniel Day-Lewis está brillante. Pero ¿Interpretando a quien? Es ruin, mezquino y desagradable pero más en su énfasis interpretativo que en el personaje. De hecho y con la mano en el corazón si hay alguien digno de mención en la cinta es el extraño párroco de la iglesia local que es capaz de sacar diablos de las pobres ancianas, vender el territorio al mejor postor o simplemente estar de pie, mirando con desprecio y desaprobación hasta crear una inquietud fidedigna (para aquellos que quieran ubicarle Paul Dano es el hermano con voto de silencio de Little Miss Sunshine). Y es que el periplo del fanatismo religioso merecía una película exclusivamente siendo, sin duda, la única parte interesante.

El resultado general es una obra larga y algo tediosa pero con una impecable factura técnica y una fotografía deliciosa y delicada.


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