Hace unos años Emilio Estevez sorprendió a propios y extraños con la entrañable película “Bobby”,donde afianzó sus dotes tras las cámaras.
Años después nos llega “The Way”,en la que el Director se ayuda de la apabullante presencia de su padre(majestuoso Martin Sheen),para contarnos la historia del reputado oftalmólogo Tom Avery,que recibe la noticia de que su hijo ha fallecido en los Pirineos.
Destrozado,Tom descubre que su hijo comenzaba a hacer el Camino de Santiago,y decide continuarlo por el.
A medio camino entre el telefilme de sobremesa de lagrimeo fácil y la guía turística,«The Way» se revela como un continuo quiero y no puedo.
Estevez usa su talento narrativo(que no es poco)con sobrado oficio,pero olvida que la historia que nos está contando es de corto recorrido.
Superado el impacto del propio Camino de Santiago,espectacular,maravilloso y revelador se inicie donde se inicie,«The Way»naufraga en una sucesión de tópicos y buenismo convencional,que expone un folclore patrio en ocasiones sonrojante y que,a la postre,naufraga perdida entre su propia intrascendencia.
Por suerte para todos tenemos la presencia de un soberbio Martin Sheen,que con la edad no puede sino mejorar cada interpretación.Este padre arrollado por los acontecimientos se echa el Mundo a las espaldas dispuesto a terminar lo que empezó su hijo para conectar con su alma como no pudo en vida.
Sheen arma los escasos cimientos,conecta con la audiencia sin despeinarse,pero no evita que se derrumbe la casa.
Y,sin duda, pondrá un peldaño más en la parte que el difunto Labordeta paseó en “Un país en la mochila”..
Pero,si despojamos el producto de estos factores,tenemos un bienintencionado telefilme instalado en el tópico y un reclamo muy trabajado para turistas
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