Juno es una jovencita adorable. Tiene dieciséis años y se ha quedado embarazada. Eso sí, se lo va a tomar bien. Cuando el predictor le da el positivo empieza a barajar sus opciones y tras descartar el aborto (¿cómo matar a n feto con uñas?) decide dar al bebé en adopción. Los nueve meses de gestación llevan a Juno y a los espectadores a una visión del mundo muy peculiar, divertida, enternecedora y entrañable.
Aparte de ser el nombre de la protagonista Juno es también posiblemente la película revelación indie de la temporada. Cubierta de gloria por las nominaciones a los Oscars (muy merecidas todas ellas) tiene medio camino hecho en Europa cosa que en Estados Unidos tuvo que trabajarse con el boca a boca. La cinta está cerca de ese regustillo amargo que dejan películas como Little Miss Sunshine con interpretaciones emotivas, guiones ingeniosos y presupuesto limitado que acaban llegando a las pantallas de cine para quedarse largas temporadas.
Muchos jovenzuelos asistirán a las salas pensando encontrarse una comedia al género (algo así como Un Lío Embarazoso para adolescentes) fomentado, sin duda, por los coloristas carteles de promoción y la presencia de Michael Cera conocido por su papel el año pasado en Supersalidos. Ellos saldrán decepcionados aunque con su hora y media de proyección seguramente algún mensaje llegará a las masas hormonazas e incluso alguno disfrutará de una gran película auque se sienta estafado por el envoltorio.
Si hay un acierto en Juno es precisamente los personajes que sin rozar lo ridículo dan una visión costumbrista y realista de la sociedad americana (obra de su ingeniosa guionista Diablo Cody, ex estripper reciclada en guionista). Juno es brillante, divertida e irónica (a veces demasiado para una niña de su edad) pero el resto no se quedan atrás. Su novio-amigo de toda la vida da el contrapunto tierno, su visión del instituto y de los compañeros de su edad es brillante. La familia de ella es una grata sorpresa mientras que la adoptiva consigue sacar a más de uno de sus casillas hasta conseguir colocar a cada uno en su lugar.
No hay concesiones, la vida de Juno es como es, cruda pero digerible y es precisamente eso lo que hace la película tan especial. Eso sí, se hubiera redondeado dando un poco de realismo a los diálogos que son tremendamente ingeniosos y entretenidos, demasiado perfectos para ser reales.
Ana Belén Pacheco