Arizona. El lago Victoria es un lugar que se llena de gente joven durante las vacaciones de primavera. Una serie de temblores submarinos liberan unos peces prehistóricos antropófagos, una variedad de pirañas que parecían extinguidas. Todos deberán unir sus fuerzas para sobrevivir a estas criaturas.
Recuerdo con cierto cariño aquella película de Joe Dante y como, a eso de las cuatro de la tarde en Telecinco la veía con diez añitos acongojado en el sofá de mi casa. Ese verano miraba dos veces el agua antes de entrar en el mar a bañarme.
Si bien la secuela de James Cameron resulta absolutamente demencial, con pirañas voladoras y demás, nos encontramos ahora con la versión 3D que pilota Alexandre Aja (responsable de REFLEJOS, que merece la pena ver).
En un momento en el que los efectos especiales son absolutamente primordiales, Aja tiene dos opciones: Intentar sacar algo potable de un guión bochornoso y hundir el barco… o darlo por hundido e intentar que la gente se lo pase pipa. Aja, escoge el segundo camino.
Alexandre Aja no es tonto, sabe el material con el que tiene que trabajar de partida y no va a esperar que la crítica le dé el visto bueno. Tiene, al menos, que ganarse al público.
Por que es absoluta e inhumanamente posible tragarse semejante esperpento de guión. Así, el director combina un par de cameos gloriosos (uno nada más comenzar el film y el otro regresó del futuro hace mucho tiempo) con chicas ligeras de ropa, mucha sangre y las pirañas poniéndose las botas.
Porque el festival sangriento que se da en el último tercio de la película es demencial, con Rhames matando pirañas con hélices de motor, con extras pardillos que se tiran al agua a pesar de que una y otra vez les están diciendo que no entren…
¿Qué se puede decir de Elisabeth Shue o Ving Rhames? Que pasan por ahí, que sus carreras vivieron momentos mejores. Nada pueden hacer con personajes de una línea: «Madre policía preocupada» y «Colega de color de la madre policía preocupada«.
Lo mejor : Dos cameos que siempre son binvenidos.
Lo peor : Que es una burrada de cabo a rabo.
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