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Caperucita Roja:¡Que viene el Bobo!…perdón,el Licántropo.

Caperucita roja

Es triste comprobar que estamos en una época donde el Cine orientado a los adolescentes se empeña en tratarlos como idiotas, mascando los conceptos hasta el límite de la tolerancia, como si los jóvenes fueran una borregada.

Así, las leyendas populares de toda la vida se diluyen hasta la mínima expresión, buscando siempre la connivencia de la taquilla y la agitación de unas hormonas en proceso de efervescencia, apelando al erotismo banal y estúpido, las poses chulescas y el desfilar de un montón de chiquillos y chiquillas incapaces de llevar una vida fuera del Gimnasio.

En semejante caldo de cultivo, ‘Caperucita Roja’ encuentra un vergel donde poder dar rienda suelta a una continuada, implacable y generalizada sucesión de estupideces.

Catherine Hardwicke, responsable de prender la mecha a la ‘Saga Crepúsculo’ se pone de nuevo tras las cámaras dispuesta a inflamar los corazones de los adolescentes adictos a las telenovelas, el mundo rosa y la literatura de consumo rápido.

Una idílica villa medieval se ve acosada por un Licántropo( para qué poner un Lobo,no vaya a ser que la Audiencia sea incapaz de entenderlo)al que todos los meses ofrecen un sacrificio. En la villa vive Valerie , atormentada entre dos amores, el pobre Peter y el rico Henry. La llegada del Padre Solomon, afamado cazador de hombres lobo, dará comienzo a una sucesión de acontecimientos que cambiarán la vida de Valerie para siempre.

Cualquier ojo crítico habrá intuido por dónde van los tiros de la película. Hardwicke ni quiere,ni sabe,ni puede salirse del guión establecido,con lo que opta por la ley del  mínimo esfuerzo cogiendo prestadas ideas de aquí y allá (la estética del diseño de producción recuerda a Tim Burton, los personajes y sus ‘motivaciones’ proceden del pastiche de Novelas de Stephenie Meyer) sin demasiado esfuerzo, dejando que el triángulo amoroso de botellón, el modelo de corta y pega y la total rendición a la insana influencia de Crepúsculo cale en la Audiencia a fuerza de simplismo.

‘Caperucita Roja’ no guarda parecido alguno con Perrault. De hecho,adaptándolo así cualquier cuento puede pasar por la batidora. Igual de sencillo es,por ejemplo, convertir a los 3 cerditos en cazadores de Vampiros con un interés erótico romántico en una voluptuosa cerdita, vecina recién llegada desde provincias y aspirante a actriz.

Si quieren conservar el recuerdo del Cine Adolescente de antaño,donde la magia e inocencia de la juventud no pasaba por calentar hormonas porque sí,huyan de esta película.Si creen en la coherencia del guión,la identificación con los personajes,el diseño de producción arriesgado o el simple argumento de una buena historia, salgan despavoridos.

Si recuerdan el Gary Oldman de mejores tiempos y no quieren verle sufrir aquí salvando los muebles a un personaje demencial,con una constante cara de donde me he metido,ni se les ocurra ver la película.

Y si,de niños,pasaron miedo con la Caperucita Roja sin triángulo amoroso, con abuelita de verdad y con un LOBO malo acosándola … ni se acerquen a la Sala de Cine,conserven el buen recuerdo que les queda.

Lo mejor: Gary Oldman al menos lo intenta.

Lo peor: Que en cualquiera de sus registros resulta estúpida.

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