Han pasado ya diez años desde los acontecimientos que sacudieron Woodsboro. Sidney Prescott ha logrado olvidar los asesinatos y se ha convertido en una escritora de éxito. Con motivo de la gira de promoción de su nuevo libro, vuelve a su ciudad natal. Pero su regreso irá acompañado de una nueva ola de crímenes perpetrados por un viejo conocido: ‘Ghostface’.
Es muy, muy difícil resultar sorpresivo con las reglas del actual cine de terror, que con un desarrollo de guión casi anárquico, se busca el susto de cualquier manera. Así, el asunto va de susto en susto y que los personajes mueran en el momento en que menos lo imagines.
Y eso intenta ‘Scre4m’, la cuarta entrega de la franquicia de Wes Craven y que vuelve a contar con Kevin Williamson de guionista. El resultado obtenido es el esperado, satisfactorio, pero tampoco se reinventa nada ni se abre la puerta a un nuevo tipo de cine de terror.
Vuelve Ghostface, con la máxima de acuchillar a todo el que pase por encima. Hay muchas muertes y para todos los gustos (graciosas, exageradas, repentinas…) pero lo cierto es que todo el film pasa en un suspiro… pero casi se olvida igual.
Neve Campbell vuelve a ser la reina del grito, ahora con un personaje más maduro y secundado por David Arquette (tengo a un Sheriff con semejante pinta en mi pueblo y me da de todo menos seguridad) y Courteney Cox. El resto de las caras nuevas sirven como un buen intento para enganchar al público más joven con la nueva saga.
Craven actualiza su franquicia con elementos de la red, como los videoblogs, webcams y un largo etc e intenta, junto con el libreto de Williamson, hacer un análisis de la sociedad actual. Y como todo lo que le sucede al film, el asunto funciona a medias. Bien, pero sin grandes alagos.
Es decir, Ghostface ha vuelto y, probablemente, con la intención de quedarse otras dos secuelas. La impresión que da es que esto no da para más, pero ya lo parecía en la tercera y aquí estamos.
Lo Mejor: Que se hace bastante amena.
Lo Peor: Que no dejará huella.
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