El capitán Jack Sparrow emprende una nueva aventura al cruzarse con Angélica, una mujer de armas tomar perteneciente a su pasado, y, con ella, se verá envuelto en la búsqueda de la fuente de la eterna juventud, descubierta muchos años atrás por Ponce de León. Pero el pobre Jack, se ha metido en un problema demasiado grande, al descubrir, que el temible Barbanegra, un pirata al que temen incluso los más bravos corsarios, también busca el ancestro manantial. ¿Quién llegará antes a su destino?
Ian McShane.
Si me pidieran, en dos palabras, que resumiera el contenido de la cuarta entrega de la franquicia pirata,solo podría remitirme a Ian McShane, alias Barbanegra.
Nos las prometíamos felices cuando (tras la decepcionante tercera entrega) Disney anunció a bombo y platillo un cambio radical para los Piratas.Gore Verbinski salía por la puerta de atrás para dar paso a Rob Marshall (experto en casposos musicales como Nine) y los mandamases hablaban de un completo lavado de cara argumental tras el caos perpetrado en el ocaso de la ‘primera’ Trilogía.
Pues bien ¿qué ha cambiado?. Absolutamente nada.
‘Piratas del Caribe: En mareas Misteriosas’ comete uno a uno los errores de las dos anteriores entregas: grandilocuencia vacía de contenido, un argumento absurdo y un protagonista desatado que no conoce límites.
Jhonny Sparrow se pasa de castaño oscuro. El histrionismo del que hace gala enerva al más pintado, y Depp debería buscar, ya, un personaje que pusiera de manifiesto sus indudables dotes interpretativas, antes de quedarse varado y convertirse en un cliché viviente.
Superado una y otra vez por los secundarios (Ian McShane a la cabeza, Geoffrey Rush,Richard Griffiths e incluso el pasadísimo Keith Richards) y lastrado por la inexistente química con Penélope Cruz ( totalmente desubicada, como pollo sin cabeza), Depp y Sparrow se la pegan sin remedio.
Cuando la pólvora no está a punto de estallar, o no estamos encarando escenas de videojuego, el tedio nos invade, dándonos la sensación de presenciar algo que vemos en una pantalla muy grande, pero que nunca podrá recibir el nombre de Película.
Espectáculo visual, desde luego. Diseño de producción sobrado de medios,sin duda.
¿Ritmo?. Errático.¿Guión?.¿Dónde?.¿Dirección de actores?.Cada uno por su lado.
¿Ian? …. ¡ McShane !.
Lo mejor: Ian McShane tira de excelencia incluso en un personaje totalmente plano.
Lo peor: Depp necesita replantearse su carrera,y Penélope Cruz que alguien le enseñe a elegir sus papeles.