Nunca ha habido tanto en juego y nadie está a salvo. Pero es Harry Potter quien puede que tenga que hacer el último sacrificio a medida que se va acercando a su enfrentamiento definitivo con Lord Voldemort.
Todo se acaba.
Es maravilloso encontrar un final que da sentido a toda una obra.
Harry Potter, la célebre creación de J.K.Rowling ,en ésta octava y última entrega de su traslación cinematográfica, cumple con creces todas las expectativas y cierra con broche de oro las peripecias del Mago y sus dos inseparables amigos,Hermione y Ron.
El miedo atenazó a la Audiencia tras la excelente ‘Harry Potter y el Prisionero de Azkaban’, firmada por un inspirado Alfonso Cuarón y,hasta el momento, la mejor de la Saga. Ni Mike Newell ni David Yates consiguieron recuperar el tono en las siguientes películas, llevándolas a una deriva oscura donde sobraba metraje y faltaba contenido.
Por suerte, parece que Yates ha terminado de aprender su oficio, y tras dividir (por obra y gracia de la taquilla,pues la última Novela del Mago podría haberse sintetizado en una sola película de tres horas) la última entrega en dos partes, nos encontramos con el desenlace mejor realizado de una obra de calado Mundial desde, probablemente, ‘El retorno del Rey’.
No falta nada en ‘Harry Potter y las Reliquias de la Muerte(Parte 2)’.
Desde el primer minuto (excelente prólogo inicial acompañado por la cuidada banda sonora de Alexandre Desplat,que aumenta el legado del maestro John Williams) la cinta de Yates entreteje un final repleto de acción,donde hay sitio para los personajes y donde, felizmente,vemos como el círculo se completa.
Hay muchos y muy variados guiños a todas las cintas anteriores, recuperando por momentos la inocencia infantil de las primeras entregas y dando cabida a un poco de humor sano e inteligente.
Emma Watson y Rupert Grint (lástima por Daniel Radcliffe,que parece no haber aprendido aún el oficio que lo ha hecho rico) componen sus personajes con solvencia, acompañados de un excelente plantel de actores (tanto dentro como fuera del profesorado) que saben que la fiesta se acaba.
Ralph Fiennes amilana con solo verle, y su Voldemort es un tratado de interpretación andante de brutal sutileza.
La impecable factura,la milimétrica medición de los tiempos y un epílogo final un tanto almibarado pero muy necesario, pone el punto final a las andanzas de Harry Potter,que han marcado a toda una generación cuya infancia pasó a la adolescencia con ritmo del agitar de varitas.
Es una lástima que hayamos tenido que esperar a la octava película para olvidarnos de Alfonso Cuarón.
Larga vida al niño Mago.Las luces se apagan en Hogwarts.
Lo mejor: Cierra el círculo de forma espectacular,dando sentido a toda la Saga Cinematográfica.
Lo peor: Que en anteriores entregas no se esmeraran mucho más.
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