La doctora Juliet Devereau (Hilary Swank) está pasando por un mal momento personal e intenta dar un nuevo rumbo a su vida. Se instala en un antiguo pero cómodo apartamento de Nueva York, en el que espera rehacer su vida. Sin embargo, pronto empieza a sospechar que no está sola en su nueva casa y que es víctima de un obseso que la asedia.
La cinta tarda en arrancar y los primeros minutos resultan un tanto largos para el espectador.
El argumento no es novedoso y algunas escenas pueden resultarnos muy semejantes a las de otros filmes. Aún así, resulta una interesante producción.
No la catalogaría como una película de terror, pero sí como un ‘thriller’ psicológico lleno de tensión e intriga que, según avanza, logra conectar altamente con el público.
Las interpretaciones son más que convincentes, ya que trasmiten claramente la locura y el desconcierto de ciertas escenas de la película.
Lo mejor: Cuando la trama comienza realmente, llega a engancharnos y hacernos sentir.
Lo peor: El argumento de la cinta resulta, en ocasiones, algo lineal, monótono y predecible.