Un atentado en el Kremlin pone toda la estructura del FMI patas arriba. Rusia culpa a Estados Unidos, por lo que el Presidente inicia el ‘Protocolo Fantasma’. Todo rastro del FMI tendrá que ser borrado y sus espías tendrán que desaparecer… o hacer como que desaparecen. Ethan Hunt, recién escapado de una cárcel rusa, tendrá que volver a jugarse el pescuezo para evitar una nueva crisis entre las dos superpotencias.
J.J Abrams es sin duda el precursor de que la saga vuelva a tener calibre. La llegada de John Woo produjo un grave daño a la franquicia de Cruise (aunque él lo siga negando) y su tercera entrega era tan estimulante que se entendió la puesta en marcha de una cuarta. Para ello Brad Bird, en la que es su primera incursión en territorio real (realizador de ‘Los Increíbles’) deja volar la imaginación para meter a Tom Cruise en los páramos más insospechados.
El invento funciona, a pesar de que en algunas ocasiones parezca que se tiene que rizar el rizo. Me explico. Hay fantasmadas, pero las justas como para no llevarnos las manos en la cabeza (como ocurría en la 2). Aquí lo que sucede es que todo llega a ser un pelín exagerado. Todo tiene que parecer una misión imposible sí, pero ciertos argumentos del guión dan la impresión de irrealidad.
Por otro lado, toda cinta de acción que se precie debe de tener un villano a la altura. Pues bien, en Misión Imposible 4, nos importa un pepino. La incursión en Hollywood de Michael Nyqvist pasará sin pena ni gloria porque el malo al que interpreta … no llego a entender que es lo que quiere. Vale, quiere la guerra entre potencias porque es un terrorista y tal y tal… ¿pero nada más? ¿No hay más trasfondo? No sé… me pareció un personaje demasiado flojo.
Por lo demás el film logra un par de secuencias que quitan el hipo. La incursión del equipo de Hunt (y he dicho equipo, el Sr.Hunt no está solo: están Renner, Patton y Pegg y no solo para cobrar el cheque) en el Kremlin junto con la escena del rascacielos rozan la perfección. Pura obra de ingeniería y de ingenio. Lástima que después se desmadre todo un poco.
¿Y Cruise? Pues bien, desenvuelto como siempre. Demostrando que es un trabajador nato. Puede estar como una cabra (placenta y shows varios), pero conoce muy bien su profesión y su negocio. Su Hunt, es un tipo inteligente, hábil e indestructible (porque anda que no se lleva golpes y no se hace ni un rasguño, algo que personalmente echo en falta).
Y como colofón final y de resolución de tramas secundarias se nos ofrece una escena de buen rollo en un bar de Seattle que hace que el film nos deje un buen sabor de boca. Lo justo para que todos pensemos en la quinta.
Esta crítica se autodestruirá en 5…
Lo Mejor: El Equipo de Hunt infiltrándose en el Kremlin.
Lo Peor: Ese villano poco carismático. Esos desfases pelín descafeinados.
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