Estamos en los Años 70, en plena guerra fría. El fracaso de una misión especial en Hungría provoca un cambio en la cúpula de los servicios secretos británicos. George Smiley es una de las cabezas de turco. Sin embargo, cuando ya se había hecho a la idea de retirarse, le encargan una misión especial. Se sospecha que hay un “topo” infiltrado en la cúpula del Servicio y sólo alguien de fuera puede averiguar quién es. Con la ayuda de otros agentes jubilados, Smiley irá recabando información y encajando las piezas para intentar descubrir al traidor.
Esperaba gustoso la segunda película de Thomas Alfredson después de la bellísima ‘Déjame Entrar’ que recomiendo siempre que puedo y, basándose en una novela de John LeCarré (que no he leído y desconozco) mis espectativas eran bastante altas. Quizás por eso el chasco que me he llevado sea mayor.
Pero quizás solo haya sido cosa mía, ¡ojo!
Tal vez, como menciono, mi desconocimiento sobre la novela sea un obstáculo para una completa comprensión del film. Me marché del cine con la sensación de haberme enterado solo de un 50% de lo que estaba pasando, el otro 50 restante me pareció difícil de averiguar y de tener que suponer bastantes cosas.
Y no es porque Alfredson no ponga estilo. Se saca cada plano de la chistera y ese ambiente tan bien conseguido de guerra fría, años 70, paisaje nevado, largas chaquetas grises y perros viejos que se ve claramente que el director está presente. Todo bien acompañado por la música de Alberto Iglesias.
Pero es esa sensación de recorte que menciono la que me impide disfrutarla por completo. ¿Cómo llega Smiley a ciertas deducciones? ¿Cómo lo descubre? ¿Qué hay en esos sobres/diarios que lee con tantísima atención? Cierto que el espectador tiene que trabajar un poco, pero en este caso puede acabar extenuado. Hubo gente, en la sala de cine donde se proyectó, que se marchó antes de que terminara.
Tal vez haya otra pequeña pega. El personaje de Smiley está fantásticamente bien dibujado por un grandísimo Gary Oldman, al que alguna maldita vez premiarán preguntándose ¿Cómo no le hemos dado un Oscar antes?. Basta con la escena de la mosca en el coche donde Smiley, impasible & paciente, la deja escapar por la ventana del coche. Su personaje y los de Colin Firth (excepcional secundario) y John Hurt (muy bien cada vez que sale pero, cuya resolución de su personaje nos deja como todo el ambiente del film, un pelín fríos) son los únicos que están bien dibujados. Vale, Tom Hardy y Mark Strong puede que también, pero me quedo con la sensación de que me gustaría saber algo más de ellos. Poco o casi nada sabemos de Benedict Cumberbatch y Toby Jones que parecen bastante importantes de cara a la resolución final.
Película de espías, de los de antes, de los que no tenían gadgets y no hacían persecuciones ni tiroteos. No se engañen, permanezcan muy pero que muy atentos y aún así puede que necesiten más de un visionado para entenderla por completo. Yo me espero a que salga en DvD para darla otra oportunidad, pero quizás tenga que recurrir al libro para lograr entender todo lo que pasa. Y eso no termina por ser bueno para una cinta.
Lo Mejor: Gary Oldman y su tremenda templanza.
Lo Peor: Salir del cine pensando que la tienes que volver a ver… que no la has entendido.