Durante el día, un joven chico es especialista de cine, doble en las escenas de persecuciones. Cuando nadie es capaz de hacer una pirueta él la consigue. De noche, trabaja como chófer para delincuentes. Tú le dices el sitio y la entrega y durante 5 minutos él será tuyo, un minuto antes y después no le esperes. Shannon, su mentor y jefe, que conoce bien su talento al volante, le busca directores de cine y televisión o criminales que necesiten al mejor conductor para sus fugas, llevándose la correspondiente comisión. Pero su mundo da un vuelco el día en que conoce a Irene.
No hay ni una sola razón por la que debáis quedaros a leer ésta crítica y no corráis a comprar una entrada de cine. Si queréis leerla entera os lo anticipo: me voy a deshacer en elogios ante una de las mejores películas del 2011 (quizás la mejor). Un magnífico, sencillo y emotivo homenaje a ese cine de los años 70-80 que los videocliperos directores de hoy en día han olvidado.
Bien. Ryan Gosling (al que le haría una reverencia si le conociese personalmente) interpreta a un conductor especialista de cine. No conoceremos su nombre, y solo algunas pinceladas de su pasado. Por si fuese poco el tipo es parco en palabras, pero como para actuar no es solo tener una alegre verborrea, Gosling se limita a miradas, poses, contención. A pesar de su carita de niño bueno resulta que si hay que meter mandobles, se dan y punto (como sucede con el personaje de Christina Hendricks). Es la perfecta combinación del Action Hero que ha ido diluyéndose entre Van Dammes y Seagals. Y, por si fuese poco, simpatizarás con él durante toda la película.
Ya estás enganchado, y más tras su espectacular inicio donde se nos explica el método de trabajo de éste peculiar conductor, conocemos a Carey Mulligan. Un ángel. Ese rayo de esperanza en el mundo del protagonista. Su carita dulce y tristona llamará la atención del espectador.
Para colmo tenemos a Ron Perlman, Bryan Cranston, Oscaar Isaacs y Albert Brooks. Todos ellos especialistas en realizar pequeños papeles en películas y acostumbrados a comerse la pantalla cuando aparecen. Geniales y dinámicos.
Y como último as en la manga está Nicolas Winding Refn, que se saca jugadas maestras de la mano. La escena del ascensor creo que roza la perfección y se saca cada plano de la chistera que deja sin palabras a los entendidos en la materia. Ojito al montaje. Ojito a la banda Sonora.
Al cine a ver ‘Drive’. Ya mismo.
Lo Mejor: La Escena del ascensor.
Lo Peor: Nada.