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‘Moneyball-Rompiendo las Reglas’ : Habemus Sorkin, habemus Zaillian

Moneyball, rompiendo las reglas

Moneyball, rompiendo las reglas

Moneyball cuenta la historia del ex jugador  Billy Beane que,durante el año 2001 y siendo director general del equipo de béisbol Oakland Athletics, desafió al sistema con el método «Moneyball», que implicaba construir un equipo competitivo con recursos económicos inferiores a la mayoría de los equipos en las Grandes Ligas, y empleando como motor las matemáticas y la estadística.

A estas alturas, resulta difícil que cualquier cinéfilo que se precie no conozca el trabajo de Steven Zaillian y Aaron Sorkin.  El primero, entre otras muchos, es responsable de Libretos del calibre de ‘La lista de Schindler’ o ‘En busca de Bobby Fischer’ ;el segundo, aparte de ser el cerebro de esa magnífica serie que fue ‘El Ala Oeste de la Casa Blanca’, puede enorgullecerse de pergeñar guiones como el de ‘La Red Social’ o ‘La Guerra de Charlie Wilson’.

Con semejantes plumas no es descabellado observar cómo ‘Moneyball’, se convierte en la mejor película deportiva de los últimos años, donde el Director Bennet Miller desmitifica el deporte que levanta pasiones en Estados Unidos, para meterse en sus entresijos y componer un relato de minimalismo épico, alejado de otros exponentes del género como ‘Titanes’ o ‘Un Domingo cualquiera’, donde un antiguo jugador resentido y perseverante y un brillante economista, desafiarán un sistema pretendidamente inamovible.

El Billy Beane de Brad Pitt reclama su Oscar, con una interpretación que, en ocasiones, raya la excelencia (los momentos introspectivos que Pitt refleja son maravillosos) y en otras (ese omnipresente tic de mandíbula y la tendencia a sobreactuar cuando menos se requiere), roza el ridículo.

Por suerte, la contrapartida de un excelente Jonah Hill en la piel del economista Peter Brand, atenúa los arrebatos de la super estrella y consigue balancear la cinta, siendo la otra GRAN mitad de una pareja memorable.

Lo que termina por cuadrar el círculo y hacer grande, muy grande a ‘Moneyball’, es la contundencia del guión, donde Zaillian y Sorkin cogen un libro impracticable, repleto de estadísticas deportivas, y consiguen componer un relato de manifiesta dimensión humana.

Le faltan algunos puntos para llegar a lo más alto, sobre todo por su excesiva duración (sobran varios minutos de planos que no vienen a cuento donde Pitt se desata) y las farragosas explicaciones técnicas alrededor de un Deporte que, aún resumido, resulta extremadamente difícil de entender.

Pero al final, ‘Moneyball’ es tan imprescindible para entender el Béisbol como ‘La red Social’, lo fue para entender Facebook.

Y sin épica de botellón ni interminables partidos de por medio.

Lo mejor: El guión, un ejemplo de excelencia.

Lo peor: Excesiva duración y ese puñetero tic de mandíbula.

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