Una parapsicóloga y su ayudante intentan desacreditar a Simon Silver, un afamado psíquico que vuelve a escena después de haber pasado treinta años retirado. A medida que se adentran en su investigación, se darán cuenta de que nada es lo que parece ser…
Con ‘Buried’, Rodrigo Cortés echó toda la carne en el Asador, planteando una espiral de intriga alucinante que dejó al público pegado al asiento, mientras experimentaba una pesadilla claustrofóbica con un Ryan Reinolds en la mejor interpretación de su irregular carrera.
Lo malo de llegar tan alto, es que solo quedan dos opciones: arriba, o abajo.
‘Luces Rojas’ vuelve a jugar con el omnipresente tema de la ciencia frente a la fe, lo explicable frente a lo (presuntamente) inexplicable. Decidido a que el espectador se implique en la trama, apoyándose en un excelente diseño de producción que huye de los efectismos como de la peste, Cortés nos trae un thriller donde nada, efectivamente, es lo que parece.
Los continuos giros del guión, buscando la sorpresa, consiguen enganchar nuestra atención durante la primera hora de metraje, influenciada por las piruetas de M.Night Shyamalan y la ambientación del cine made in Christopher Nolan. Cortés es un Cineasta enérgico y ni un ápice del pulso narrativo exhibido en sus dos anteriores trabajos se echa de menos aquí.
Pero en el ecuador de la cinta, ni el excelente (¡cuánto se echaba de menos!) Robert De Niro, ni la siempre bienvenida presencia de Sigourney Weaver o el perturbador Cillian Murphy aguantan la embestida, y ‘Luces Rojas’ pierde interés porque falla donde no debe.
El guión se desinfla rizando el rizo, en un empeño encomiable pero desacertado de originalidad y sofisticación, buscando fórmulas sorprendentes que , en ocasiones, están muy trilladas.
El desconcierto termina por cansarnos, y algunas escenas están ahí solo para jugar con nosotros (atención a la segunda visita de Cillian Murphy a la tétrica sala de espera de la improvisada consulta) ;así, entre una enorme expectativa la cinta llega al final de forma apresurada y (por qué no decirlo) bastante simplona.
Cortés ha descuidado el fondo en pos de la forma, y aunque ésta es intachable (atención a la Banda Sonora de Víctor Reyes o la Fotografía de Xavi Giménez) , ‘Luces Rojas’ termina por morir de éxito, dejándonos con la miel en los labios y el incómodo pensamiento de que hemos visto mucho menos de lo que deberíamos.
Pese al milimétrico ritmo y capacidad de divertirnos, Rodrigo Cortés da un paso atrás, esperemos que para tomar el impulso suficiente de cara a su siguiente largometraje.
Dos grandes aciertos, un pequeño desatino.
‘Luces Rojas’, sí, pero luces, en los momentos más importantes…pocas.
Lo mejor : Robert De Niro. El de antes.
Lo peor : De tanto girar, el guión de Cortés se marea.