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‘American Pie – El reencuentro’ : Más mayores, igual de pavos

American Pie el reencuentro

Un grupo de viejos amigos vuelven a reunirse. Jim (Jason Biggs) y Michelle (Alyson Hannigan) siguen felizmente casados. La cinta sexual con Nadia se ha convertido en uno de los videos más vistos de Youtube. Oz (Chris Klein) vive en una mansión de Malibú, pero su novia parece sólo interesada por su dinero. Mientras tanto, la vida de Stifler (Seann William Scott) sigue siendo un desastre. Heather (Mena Suvari) sale con un cirujano que intenta parecer más joven, y Finch (Eddie Kaye Thomas), que ha viajado por el mundo, intenta ligar con Trish, una camarera amiga de Michelle.

El desenlace de una de las Sagas cómicas más populares de los últimos años, heredera natural de irreverentes cintas como ‘Porky`s’, llevaba mucho tiempo haciéndose esperar y (cuando por fin llega la cinta dirigida por Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg) vuelve exactamente igual que la última vez.

Si algo se le puede destacar a ‘American Pie: El reencuentro’, es su total falta de pretensiones. Los personajes siguen siendo los mismos con alguna cana más, y pese a lo pavos (pero que muy pavos) que son se hacen querer, aunque la mayoría de las veces sea por pura lástima.

Reparto coral con algunos actores más enchufados que otros ( Jason Biggs nunca ha dado más de sí, ni siquiera dirigido por Woody Allen. Chris Klein es malísimo y Mena Suvari tuvo su efímero momento en ‘American Beauty’… Stifler y Finch se llevan otra vez lo mejor del Pastel desfasando con los dos personajes – de largo- más interesantes), este grupo de amigos sigue dispuesto a que nos riamos a gusto, y en ese aspecto, la película funciona muy bien durante sus casi dos horas de metraje.

Pero no hay nada más.

Incluso incluyendo todos los chascarrillos y tonterías propias de este tipo de Comedias, es imperdonable que ni siquiera se intente finalizar la Saga con un poco de dignidad, al menos insinuando que estos treintañeros no siguen siendo una panda de cachondos sin remedio, con un hervor pendiente y una apetencia por el sexo más propia de un adolescente en celo adicto a ‘Jersey Shore’ y demás pantufladas calentorras de la MTV.

El buen rollito de anteriores entregas, las pequeñas moralejas insertadas aquí y allá que nos hacían pensar que había algún futuro para estos mandriles, se pierden en el desenlace.

Está muy bien que nos partamos de risa con los gags, pero no hubiera estado de más que saliéramos de la Sala pensando (aunque fuera de pasada y durante unos segundos) que la vida ayuda a quitarnos un poco las tonterías de la cabeza.

A estos chavales no les dejo yo ni las llaves de la caseta del perro.

El Pastel se ha rentabilizado con creces. A ver si les dejan dormir el sueño de los justos y no tenemos otra entrega dentro de diez años con los mismos tipos enfrentados a la crisis de los 40 y  dedicados única y exclusivamente a la persecución de ninfas.

Mejor me callo, no vaya a darles ideas.

Lo mejor : Te ríes, que no es poco.

Lo peor:  Ni siquiera se intenta terminar con algo de dignidad.

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