Esta noticia va dedicada a todos esos padres que creen que los chavales que juegan a videojuegos van a acabar siendo el asesino de la katana o algo así. Pues bien, que sepan que Electronic Arts y la Universidad de Alcalá continúan investigando los beneficios que ofrece el uso de videojuegos comerciales para fines educativos. En esta ocasión, el estudio se ha centrado en el aula de alumnos con necesidades especiales del instituto La Cañada de Coslada.
Videojuegos como Los Sims 3 y FIFA Street han servido para apoyar y mejorar la interacción, sociabilidad y capacidades psicomotrices de estudiantes con trastornos en el desarrollo o déficit intelectual.
La utilización en las clases de recursos no diseñados para el aprendizaje formal, como es el caso de los videojuegos, ha roto con una dinámica muy pautada y estructurada de las herramientas habituales, fundamentalmente en este tipo de alumnos, y ha dado como resultado un aprendizaje más auténtico y motivador y una mayor capacidad para relacionarse. A su vez, el uso de los videojuegos comerciales ha supuesto un enorme cambio en el uso de la tecnología por parte de estudiantes a los que hasta ahora no se les contemplaba como usuarios de tecnología.
Otro de los resultados ha sido la capacidad para avanzar y progresar según las posibilidades de cada alumno, lo que ayuda a incrementar la autonomía y capacidad de decisión, muy difícil de conseguir con este tipo de alumnado. Además, los retos y problemas del videojuego y las ayudas que ofrece para superarlos se adaptan perfectamente a diferentes capacidades y ritmos de aprendizaje respondiendo de una forma ajustada a las necesidades de todos los estudiantes. “Los videojuegos son una herramienta que en sí misma se adapta perfectamente a los ritmos de cada alumno”, comenta Laura Méndez, coordinadora pedagógica del proyecto.
“El trabajo que estamos haciendo con los alumnos de necesidades especiales es fundamental para que tengan iniciativa. Estos niños toman muy pocas decisiones a lo largo de su vida ya que continuamente les estamos diciendo qué tienen que hacer, pero con los videojuegos son ellos los que deciden y son autónomos para la toma de decisiones. Y lo más importante, si toman una decisión equivocada no pasa nada porque las consecuencias no van más allá del videojuego”, comenta Rosa Píriz profesora especialista en pedagogía terapéutica de IES La Cañada