Cuando John Bennett era pequeño, deseaba que su osito de peluche Ted fuera un oso de verdad y su sueño se hizo realidad. Más de veinte años después, Ted sigue con John y saca de quicio a su novia Lori, que empieza a perder la paciencia..
¿Cuántas películas de treintañeros en la edad del pavo hemos visto ya? Mejor no intenten contarlas, porque les faltan dedos.
Seth MacFarlane comandó una revolución televisiva al contraatacar a la todopoderosa ‘Los Simpson’, a través de ‘Padre de Familia’, una Serie irreverente y gamberra que llevaba más allá las locuras de Homer y Compañía.
El humor de la Serie, siempre al límite, la convirtió en un éxito internacional e Icono moderno de la Cultura Pop, que continúa hasta nuestros días.
MacFarlane utiliza el mismo sentido del humor e incluso los lugares comunes de la Serie (persecuciones, peleas, las geniales composiciones musicales de Walter Murphy..) en ‘Ted’, donde un adulto desubicado (gran Mark Wahlberg, capaz de afrontar cualquier papel) convive con su Oso de Peluche, que de Osito solo tiene las pintas, pues es un auténtico viva la virgen borracho, fumeta, drogadicto y malhablado.
Lo mejor de ‘Ted’ es la incombustible cantidad de acertadas ocurrencias y gags que protagonizan esta extraña pareja de amigos sobrados de química.
Muchos de ellos pasarán a la historia como los mejores chascarrillos del siglo XXI, y seguro que inundarán las tiendas de camisetas y merchandising protagonizado por el puñetero Oso, sobre todo las que tienen que ver con Flash (Sam Jones) Gordon y las Prostitutas.
Con ‘Ted’ se partirán de risa, pero, incompresiblemente, la película llega al final envuelta en buenas intenciones y una moraleja más propia de las Comedias del petardísimo Matthew MCconaughey.
MacFarlane se arruga y no remata la faena y (pese a partirnos de risa durante el noventa por ciento del metraje) no le perdonamos la ofensa.
El desatino final convierte a ‘Ted’ en una película cachonda y divertida, pero no en el Monolito irreverente sin fisuras que podría haber sido.
Mal por MacFarlane.
Al final al Oso se le ven las costuras.
Lo mejor : La voz en off del Narrador (en el original, el genial Patrick Stewart) y los gags, todos buenísimos.
Lo peor: La típica moraleja de cuento de Hadas Burgués se carga una cinta redonda.