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‘El Legado de Bourne’: ¿Dónde estás, Jason?

El Legado de Bourne

Aaron Cross es uno de los seis agentes secretos creados por el programa Outcome. Los agentes de este programa no pertenecen a la CIA, sino al Departamento de Defensa. No han sido diseñados para asesinar, sino para funcionar en solitario en misiones altamente arriesgadas. El estudio del comportamiento que dio pie al programa Treadstone ha avanzado mucho, pero dado que ambos programas comparten el mismo origen, Outcome se convierte en un peligro cuando la historia de Bourne pasa a ser de dominio público.

Continuar una franquicia como la de Bourne, después de las tres películas con Matt Damon a la cabeza, que redefinieron el Cine de Acción y fueron copiadas hasta la Saciedad, no es tarea fácil.

Tony Gilroy escribe (junto a su hermano Dan Gilroy) y dirige la vuelta al ruedo de Bourne, sin Bourne.

Lo primero que nos encontramos visionando ‘El Legado de Bourne’, es que Gilroy está dispuesto a poner de manifiesto por qué es un reputado guionista e hijo de Frank D. Gilroy, ganador del Pulitzer: un Libreto (casi) inexpugnable, sólidas interpretaciones (ver en la misma pantalla a un convincente y amenazador Jeremy Renner, la siempre excelente  Rachel Weisz, Edward Norton, Joan Allen o Albert Finney es un placer difícil de narrar) ), factura impecable, trepidante Banda Sonora e ingentes cantidades de cuidada acción e intriga.

Gilroy está decidido a que olvidemos desde el primer minuto la magnífica Dirección de Paul Greengrass en ‘El mito de Bourne’ y ‘El Ultimátum de Bourne’, metiéndose de lleno en harina con un prólogo y presentación de Aaron Cross (Jeremy Renner) espectacular.

Con semejantes mimbres… ¿por qué echamos de menos a Jason Bourne?

El principal problema de ‘El Legado de Bourne’ no reside en sus aspectos formales, sino en dos factores decisivos: las 3 cintas que la preceden proyectan una sombra demasiado alargada. ‘El Legado de Bourne’, no aporta nada nuevo al conjunto, que no intuyéramos ya.

El clímax, además, no termina de funcionar (ese Agente perseguidor de Cross se parece demasiado a un Terminator cualquiera, y aquí sí se echa de menos un dibujo de trazos finos del Personaje), dejándonos con la sensación de que el espectáculo se acaba en lo mejor.

Homenajes de continuidad aparte (el tema ‘Extreme Ways’, vuelve a sonar en los créditos finales) ‘El Legado de Bourne’, resultaría imprescindible para el género si se hubiera filmado antes que las anteriores.

Jeremy Renner no tiene nada que envidiarle a Damon. Su Agente Cross resulta más convicente que Bourne como fruto de un oscuro programa del Gobierno.

Enérgica, trepidante, arriesgada. La vuelta de Bourne sin Bourne la disfrutarán de principio a fin, y más si no han vuelto a ver (en sus casas, tranquilitos, recientemente) al enfant terrible de Treadstone repartiendo a diestro y siniestro.

Si lo han hecho … mejor esperen hasta que el recuerdo se diluya.

Lo mejor: Jeremy Renner, como tal, nos hace olvidar a Matt Damon.

Lo peor: La Sombra de las tres películas anteriores es demasiado alargada.

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