Will Montgomery es un veterano ladrón de bancos que, tras ser traicionado, es condenado a 8 años de prisión. Al salir de la cárcel decide abandonar su pasado criminal e intentar reconstruir su relación con su hija. Pero Vincent (Josh Lucas), un antiguo compañero, secuestra a Allison y le exige a Will 10 millones de dólares a cambio de devolvérsela. Con sólo un día para conseguir el dinero, a Will sólo le queda su instinto y la ayuda de su antigua compañera Riley (Malin Akerman) para dar un último gran golpe que le permita recuperar a Allison.
Hay que reconocerle a Nicolas Cage su dedicación y amor a la profesión (o el despilfarro de todos los cheques que cobra). De otra manera, resulta complicado entender cómo puede llegar a estrenar seis películas al año y, encima, conseguir que todas pasen por la Pantalla Grande.
Confieso que dejé de seguir su carrera en el Cine con asiduidad después de ‘Señales del futuro’. Las cintas cada vez eran más parecidas entre ellas, y la inmensa mayoría del presupuesto se iba en pagarle la nómina.
Que Simon West dirija la función ha sido el motivo principal por el que he pasado por el Cine a ver ‘Contrarreloj’ y, recordando tiempos mejores y teniendo en cuenta que West tiene en cartel la reivindicable ‘Los Mercenarios 2’.
‘Contrarreloj’ no es una película mala, en el sentido estricto del término. West sigue siendo un artesano del género, y sabe cómo captar nuestra atención con una excelente secuencia de apertura, y también utilizar con maestría todos los instrumentos al alcance para que la aventura no decaiga.
Pero hay unos cuantos factores que hacen de ‘Contrarreloj’, poco más que un telefilme de tarde.
En primer lugar, estamos ante un caso claro de hartazgo para con el papel de ‘hombre corriente en extrañas circunstancias’, que Nicolas Cage lleva encarnando décadas. Si pudiera fotografiarse el cansinismo cinematográfico e interpretativo, tendríamos varias instantáneas de la filmografía del señor Cage.
En segundo lugar, los secundarios: no ayuda la peluca imposible de Josh Lucas, ridícula, que le hace perder todos los puntos a su personaje, por mucho que el actor lo intente, y Malin Akerman es un pez fuera del agua.
Para finalizar, el endeble guión de David Guggenheim, que explora tantos lugares comunes que al final nos divertimos apostando qué tópico será el siguiente en aparecer.
Al final (pese a todo lo anterior y algunos sonados fallos de montaje) los muebles no se queman del todo por la falta de pretensiones y vergüenza del producto, y (sobre todo) el buen hacer de su Director.
Me sumo a la iniciativa de pedirle de rodillas a Nicolas Cage que se siente, se relaje, recuerde que una vez interpretó ‘Leaving Las Vegas’, ‘Con Air’ y ‘La Roca’, e intente elegir mejor su/s próximo/s proyecto/s.
Porque si también nos pusiéramos a ilustrar en imágenes eso del ‘actor encasillado’, habría que quitar la foto de Chuck Norris, Steven Seagal o cualquier otro que se les ocurra, y poner la flamante cabeza de Nicolas ‘el Cansino’ Cage.
Lo mejor: Simon West.
Lo peor: El hartazgo que provoca Nicolas Cage.