Tim Burton recupera la premisa de su propio cortometraje de 1984. El experimento científico que lleva a cabo el pequeño Victor para hacer resucitar su perro Sparky, le obligará a afrontar las imprevisibles consecuencias de sus actos.
A diferencia de sus últimas películas: ‘Alicia en el País de las Maravillas’ y ‘Sombras Tenebrosas’, en ‘Frankenweenie’, la presencia de Tim Burton es total.
No hay un solo plano, diseño de personajes o de producción, donde no esté el alma del alocado y genial Cineasta, que esta vez sí ha cogido el toro por los cuernos, implicándose al cien por cien en el proyecto.
Esta oda dulce y sentida al Cine de Terror y Monstruos clásicos es un gustazo para las retinas, además de una película divertida que conjuga con brío y oficio la imaginería de Burton con el Cine que ha marcado a varias generaciones.
La historia de Victor y Sparky tocará al niño que todos llevamos dentro, y nos retrotraerá a tiempos pretéritos, donde todo era más fácil y nuestras figuras de apego nos hacían reír y llorar a partes iguales; donde la pérdida era un mazazo imposible de racionalizar, que nos llevaba (como a Victor), a obrar con el corazón.
Nada que objetar, sino aplaudir, a las intenciones del Director.
Sin embargo, hay un gran pero en ‘Frankenweenie’: Burton está ahí, indudablemente, viviendo y disfrutando de la aventura. Pero nada de lo que vemos es genuino, nada destila ese Burton capaz de brindarnos imágenes imborrables; Burton copia a los clásicos y sus propios lugares comunes, sin añadir ninguno.
Todo en ‘Frankenweenie’, lo hemos visto antes, y absolutamente todo lo que ocurrirá, lo sabemos con antelación.
Sonrojan, incluso, ciertos compases de la Banda Sonora de Danny Elfman que, en esta ocasión, también se dedica al plagio propio (sin entrar en Spoilers, le invitamos a adivinar qué bandas sonoras facturadas por Elfman, clona sin el menor pudor), dejándonos estupefactos, sabedores de que puede hacer mucho más.
¿Es ‘Frankenweenie’ una mala película? En absoluto. Pero no encontrarán al endiablado Burton creador de los primeros años, sino a un caníbal de su propia obra.
Canibalismo de pedigrí y alto copete, desde luego, pero…
Lo mejor: Que Burton se implica; los Sea Monkeys y Sparky.
Lo peor: No hay un solo elemento genuino.