Alex Cross es un detective de la policía y psicólogo que está investigando las extrañas muertes de los miembros de una banda criminal. Todo parece indicar que se trata de un ajuste de cuentas entre gánsteres, pero a medida que se van conociendo los detalles, los crímenes se empiezan a parecer sospechosamente a otras muertes anteriores atribuidas a un asesino en serie.
Y mira que, a pesar de que no eran nada del otro mundo, ‘La Hora de la Araña’ y ‘El Coleccionista de Amantes’ son dos films muy entretenidos que contaban además con el siempre eficientísimo Morgan Freeman como protagonista.
Pero corren nuevos tiempos y hay que modernizar a los personajes. Sí, modernizar, nadie ha hablado en ningún momento de «innovar». ‘En la Mente del Asesino’ es un conjunto de clichés a cada cual más visto (enésima vez que en un film llega un informático, suelta una parrafada y alguien contesta «¿En cristiano?» ¡por favor!) que acaban conformando el peor thriller de acción y suspense que he visto en años.
Solo voy a salvar a alguien de la quema: Matthew Fox. Al pobre le toca bailar con la más fea, interpretar a un personaje que tiene de listo lo que yo de cura (bastante poco) y que es un perfecto émulo del Gerard Butler de ‘Un Ciudadano Ejemplar’ pero sin su motivación y carisma. Eso sí, el señor Fox está totalmente histriónico perdido y al menos le da algo de gracia al asunto con un físico imponente marcado con tatuajes. Es el malo, tiene que tener tatuajes. Fox no puede hacer más con lo que le han dado. Al menos es el malo y se lo pasa bien.
No voy a salvar de la quema a, PRIMERO: Tyler Perry. Individuo con menos dotes de interpretación que una caja de galletas, que al lado del señor Freeman simplemente queda irrisorio. Encima el guión le hace flaco favor. No es que sea listo, es que es RE-LISTO. Sabe todo y como lo ha hecho todo el tal Picasso solo con estar dos minutos en la sala. Vamos, una copia descarada de House + Sherlock Holmes sin gracia.
Y SEGUNDO: Rob Cohen. Ante tal desbarajuste se contrata a un tipo de ideas bastante planas, que ya hundió él solito la franquicia de ‘La Momia’ y que encima venía de filmar una de las peores cintas de la última década: ‘Stealth: La Amenaza Invisible’. Aquí tiene la oportunidad de revitalizar una saga y tenía todos los componentes para ello, pero en vez de eso se dedica a grabar la cinta como una más. Totalmente impersonal.
TERCERO: El guión. Jesús bendito. No sé cuanto hay de la novela de James Patterson en el esperpento que firman Marc Moss y Kerry Williamson pero vaya tela. A parte de intentar revitalizar al personaje al modo House mencionado anteriormente, encima me le ponen escopeta en mano intentando cargarse a los malos e, incluso, siendo bastante cruel (en mi opinión) en el final de la cinta. ¿Dónde está la sutileza de Freeman en ‘La Hora de la Araña’? ¡Maldita sea! El film de Tamahori es una obra maestra del thriller en comparación. Mil y un clichés, chistes, vueltas de tuerca que encima dejan al villano que se han sacado de la manga como lo mejor del film, como algo totalmente irrelevante. Vaya tela, vaya tela.
Indignado. Creo que, con todo el material disponible no se ha podido hacer peor. Señor Perry dedíquese a lo suyo, Fox contrata a otro agente anda, Cohen dedícate a la acupuntura.
Lo Mejor: Mathew Fox.
Lo Peor: El guión más deprimente del cine de intriga en años.