Los Guardianes Inmortales son un grupo de héroes que poseen extraordinarias facultades: Santa Claus, el Conejo de Pascua, el Creador de Sueños, el Hada de los Dientes y Jack Escarcha. Cuando Sombra, un espíritu maligno, acepta el reto de destruir el mundo, esos héroes tendrán que unir sus fuerzas para proteger las esperanzas, las creencias y la imaginación de los niños de todo el mundo.
Otra obra literaria (en este caso escrita por William Joyce) obtiene su adaptación a la gran pantalla y confirma (¡por fin!) que Dreamworks es capaz de alcanzar todas las cotas de calidad artísticas de la todopoderosa Pixar, y no solo pelear por el trono de la excelencia visual.
‘El Origen de los Guardianes’ es el primer Diablo de las Navidades. Una cinta capaz de gustar por igual a grandes y pequeños, que fomenta los valores tradicionales y la magia de la Infancia pero, también, mira el lado tenebroso y adulto con continuos guiños.
Con una estética impecable, y un diseño de producción que, muy a menudo, raya la excelencia (atentos al refugio de Santa Claus o la guarida del Conejo de Pascua, por ejemplo), ‘El Origen de los Guardianes’, también puede jactarse de poseer el Libreto más sólido de todas las cintas animadas de Dreamworks desde su nacimiento, solo comparable a la también magnífica ‘Cómo entrenar a tu Dragón’.
El reparto coral brilla con luz propia a través de unos personajes carismáticos, a los que se les ha dado una vuelta de tuerca necesaria, pero conservando su esencia intacta.
Acción a raudales, momentos desternillantes (el encuentro con el Ratoncito Pérez es, simplemente, genial) y una Banda Sonora excelente a cargo de Alexandre Desplat, ponen la guinda a un pastel que Dreamworks lleva años cocinando; dando, de vez en cuando, pistas de sus ingredientes en varias de sus anteriores películas.
Ya es oficial. Dreamworks se ha hecho un Pixar, conservando su estética y señas de identidad propias, y dándole un toque de atención a los Creadores de ‘Toy Story’, tras el fiasco de ‘Cars 2’ y el (leve, pero significativo) patinazo de ‘Brave’.
Ahora sí hay lucha por el trono de la animación.
¡Espectadores, alegrémonos de experimentar la batalla!
Lo mejor: Una obra redonda, en todos los sentidos.
Lo peor: Los Duendes de Santa Claus se parecen demasiado a los geniales Minions.
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