Después de haber alcanzado en Europa un gran éxito profesional y haberse convertido en toda una celebridad, un ex-jugador de fútbol (Gerard Butler) viaja a los Estados Unidos con la intención de reconciliarse con su ex-mujer (Jessica Biel) y con su hijo. Para comenzar, decide entrenar al equipo infantil en el que juega el niño.
Pues sí, está claro que hay crisis.
Recordemos que el señor Gerard Butler fue el mismo que protagonizó ‘300’; recordemos también que tiene una sólida formación interpretativa y ese talento puramente británico, y que se dio a conocer mundialmente, ni más ni menos que con ‘El Fantasma de la Ópera’.
Vamos, que Butler no es un actorcito salido de una Saga tipo ‘Crepúsculo’, cuya fama se irá diluyendo a medida que el six pack sea sustituido por canas y barriga.
Nos hacemos dos preguntas al finalizar ‘Un buen partido’:¿este Director es el mismo Gabriele Muccino de ‘En busca de la felicidad’?; ¿qué está pasando con la carrera de Gerard Butler, que cada vez se parece más al cojo todos los papeles , Nicolas Cage?.
‘Un buen partido’ no tiene ni idea de dónde está. Y no es un problema de reparto (claramente solvente, cuando tiene dónde agarrarse), sino de Libreto y Dirección.
A ratos, una película de entrenador de equipo infantil; a ratos una Comedia romántica; a ratos se pone seria con drama de todo a cien; a ratos plagia el savoir faire de ‘Mujeres desesperadas’ y a ratos se basa, única y exclusivamente, en la percha de su actor principal y todos los buenorros y buenorras que lo acompañan (excepto Uma Thurman, compañera de bótox de Nicole Kidman y miembros del Club de Amigos del Joker).
Grandes actores y actrices, pero todos en modo maniquí.
Al final, ni las risas son suficientes, ni el sentimentalismo tampoco. A golpe de clichés que no se cortan ni un pelo (no hablamos de lugares comunes, sino de coger lo mismo que hemos visto mil veces, tal cual, sin vuelta de tuerca) la cinta discurre siempre como perro (loco) sin correa, para terminar tal y como empezó: en la nada.
Ha llegado el momento de que Butler aparque su encanto y carisma, busque otro Agente y vuelva a interpretar papeles de verdad, que capacidad no le falta; la Audiencia echa mucho de menos a Leónidas o el Fantasma de la Ópera.
Estos personajes con aristas han sido sustituidos por tipos de anuncio de Gilette.
El Séptimo Arte ya tiene suficiente con un Nicolas Cage. Gerard… ¡vuelve!
Lo mejor: El carisma de Gerard Butler.
Lo peor: No hay por dónde cogerla.