Basada en ‘El Hobbit’, obra de J.R.R. Tolkien. En compañía del mago Gandalf y trece enanos, el hobbit Bilbo Bolsón emprende un viaje para reconquistar el Reino Enano de Erebor, a través del país de los elfos y los bosques de los trolls, desde las mazmorras de los orcos hasta la Montaña Solitaria, donde el dragón Smaug esconde el tesoro de los Enanos. También, en las profundidades de la Tierra, hallará el Anillo Único, custodiado por Gollum.
Solo hay una forma de aproximar una Crítica que haga justicia a ‘El Hobbit: un viaje inesperado’, Precuela de la Saga del Anillo que llega varios años después de ‘El Retorno del Rey’: tener en cuenta el Material en que está basada.
Para aquéllos que hayan leído ‘El Hobbit’, no les pillará de sorpresa que la película de Peter Jackson adopte una vertiente mucho más lúdica, incluso festiva, en comparación con la épica, gravedad y grandilocuencia constantes de ‘El Señor de los Anillos’.
‘El Hobbit’ es una Novela esencialmente Infantil-Juvenil, donde Tolkien sentó las bases de la Tierra Media, esbozando una Mitología que perdurará por los Siglos de los Siglos, copiada hasta la saciedad y también sirviendo de inspiración para otras Obras Literarias que están revolucionando el fantástico desde hace años (como la ‘Canción de Hielo y Fuego’ de George R.R. Martin).
Una vez establecido el contexto de la película que tenemos delante, es fácil caer en tildar a ‘El Hobbit’, de infantil, hipertrofiada y alargada hasta el exceso.
No pienso jugar un juego tan simplista que, sin embargo, he tenido la oportunidad de leer en sendas críticas de otros medios.
Peter Jackson no solo ha vuelto a poner de manifiesto la plena capacidad para inflamar la fantasía de la audiencia a través de bellas imágenes cuidadas hasta la obsesión, sino que manifiesta su condición de Director Mayúsculo y también devoto fan de la Obra de Tolkien.
El cuidado con el que el Neozelandés trata cada toma es casi reverencial, puliendo las aristas para darnos la mejor y más fiel imagen posible. Se nota, de nuevo, la ímproba contribución de los Ilustradores principales de la Obra de Tolkien: Alan Lee y John Howe.
El magnífico Prólogo sobre el Auge y Caída del Reino de Erebor, la aparición de Frodo y el viejo Bilbo; el intento sincero de unir lo que ya vimos con lo que veremos. La partitura de Howard Shore, el pasaje de Bilbo y Gollum en la cueva y, finalmente, el apoteósico clímax final, con sesenta minutos de infarto, bien valen el precio de la entrada.
Cierto es que el material inventado o extraído de otras obras de Tolkien no se ajusta tan bien como en la Trilogía de ‘El Señor de los Anillos’ (sobre todo lo referente a Radagast el Pardo y la introducción con calzador de Saruman) y que los Enanos (salvo Thorin) no atraen tanto nuestra atención como Aragorn y Compañía, pero, como bien dicen en el tráiler de promoción: De los pequeños comienzos nacen las grandes Leyendas.
‘El Hobbit: un viaje inesperado’ brinda la majestuosidad de la Trilogía Original, pero a ratos, sin conservar ese Todo que convirtió la Trilogía Original en un pieza de Orfebrería Cinematográfica.
Pero aún nos quedan dos entregas por delante, y con semejante arranque es probable que -al finalizar la aventura de Bilbo y considerarla en su conjunto- nos demos cuenta de que Peter Jackson ha hecho la mejor película posible, calentando el motor lo suficiente para llegar a la meta con la Audiencia entregada y ansiosa por ver qué pasará con esta Compañía de Enanos, un Mago y un Hobbit que dejó de vivir en un agujero en el suelo, para emprender la mayor de las aventuras.
Lo mejor: El Prólogo y el Clímax, excelentes.
Lo peor: Todo lo relacionado con Radagast el Pardo, y en concreto la persecución de los Wargos.