Dos años antes de estallar la Guerra Civil Americana, King Schultz (Christoph Waltz), un cazador de fugitivos alemán que le sigue la pista a unos asesinos, le promete al esclavo negro Django (Jamie Foxx) dejarlo en libertad si le ayuda a atraparlos. Terminado con éxito el trabajo, Django prefiere seguir al lado del alemán convirtiéndose en un experto cazador de recompensas, y ayudarle a capturar a los delincuentes más buscados del Sur, para intentar rescatar después a su esposa Broomhilda (Kerry Washington). La búsqueda llevará a Django y a Schultz hasta Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), el malvado propietario de la plantación «Candyland».
En un momento dado del metraje, un grupo de Paletos sureños que quieren escarmentar a Django y a su socio, el Doctor Schultz, deciden si ponerse o no una capucha que no les deja ver, antes de ir a por sus presas.
Esta situación tan rocambolesca y divertida, deja muy claro que ‘Django desencadenado’ no es solo una película cien por cien Tarantiniana, sino también la apuesta más grave del Director hasta la fecha.
El homenaje al Spaguetti-Western de tiempos pretéritos sirve a este Diablillo como punto de partida para componer su mejor película. La apuesta más divertida, estimulante, incómoda, violenta y deslenguada que hemos podido presenciar en una sala de Cine en los últimos años. Como espectadores, nos veremos arrastrados desde el minuto uno, sabedores del guilty pleasure que supone pasarlo tan bien con un tema tan sucio.
Tarantino ha crecido: el guión desgrana paso a paso el enorme boquete histórico que fue la esclavitud, la provinciana filosofía de un pueblo americano estúpido e iletrado (atentos a la caracterización que Tarantino hace de todos y cada uno de los buenos hombres blancos de la historia), sin perder un ápice de las señas de identidad que han poblado toda su filmografía: diálogos ágiles y puntillosos; potente Banda Sonora; violencia tan explícita como cómica por su exageración; homenajes de mitómano, desbordante sentido del humor y unos Personajes maravillosos destinados a convertirse en Iconos Pulp.
Pero no es todo. ‘Django desencadenado’ es una joya, capaz de explicar a través de los ojos de un Negro Asqueroso y Racista (impresionante Samuel L. Jackson, con un papel a la medida de su gamberro genio) los oscuros tiempos de la esclavitud donde, realmente, solo sobrevivían los más fuertes y carentes de escrúpulos.
También se cuida de su personaje principal. Jamie Foxx está en su salsa, sabedor del Diamante en bruto que le ha tocado interpretar y también del trío de Ases que tiene enfrente (Leonardo DiCaprio, Christoph Waltz y el ya mencionado Jackson se comen la pantalla). Su Django no es un héroe, sino un tipo que quiere recuperar a su mujer a cualquier precio, vengándose de todo el que le ha hecho daño en el camino.
Ni un atisbo de pose sin sentido hallarán en la sólida interpretación de Foxx; tampoco encontrarán la Carga crepuscular de las pelis del Viejo Oeste donde jamás había un negro que no pareciera retrasado mental o un blanco que fuera un hijo de la gran puta.
Desde el arranque de la cinta (atentos a la mirada de Django cuando camina, encadenado, junto a otros esclavos) sabemos que este hombre no se dejará domar, que está por encima de la media… que es el Negro número uno.
Impresionante película, en todos los sentidos.
Lo mejor: Tarantino se doctora con un guión infalible donde cabe hasta Franco Nero.
Lo peor: Nada que valga la pena señalar.