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‘Oz, un mundo de fantasía’: Raimi en el camino de baldosas amarillas

Oz Un Mundo De Fantasia Interior

Oz Un Mundo De Fantasia Interior

Oscar Diggs es el gran «Oz», un mago de circo de dudosa reputación. Al abandonar Kansas y verse envuelto en un torbellino es transportado al brillante País de Oz. Convencido de que a partir de ahora la fama y la fortuna le sonreirán, solo tendrá que eliminar a la bruja malvada. Pero, cuando las otras brujas (Theodora, Evanora y Glinda) empiezan a dudar de su categoría como mago, empezará a tener problemas. Si quiere triunfar, tendrá que averiguar cuanto antes quiénes son los buenos y quiénes los malos.

Soy el primero al que la elección de ‘Oz, Un Mundo de Fantasía’ le resultó extraña para la carrera del reputado Sam Raimi post-Spiderman. Una propuesta muy luminosa, muy buen-rollista para el director de ‘Posesión Infernal’ o ‘Arrástrame al infierno’. Pero contra todo pronóstico, y aunque en algunos momentos pierda el norte (a veces es muy ‘Charlie & la fábrica de chocolate’ o ‘Alicia en el país de las maravillas’ en el lado negativo de las cosas) el resultando acaba siendo favorable para el consagrado director.

Funciona en primer lugar gracias a un elenco entregado. James Franco vuelve a trabajar con Raimi y demuestra que si se lo toma en serio puede ser, incluso, cabeza de cartel de una superproducción. Si a su lado le ponemos a la angelical Weisz, la excelente Kunis y a Williams (más allá de lo que suceda con su personaje, punto donde falla estrepitosamente el guión), un buen resultado está asegurado.

Será que empieza tan de golpe (el torbellino, el original blanco y negro del principio que contrasta con el color del mundo de Oz) que a mitad de la historia el film se queda sin ideas. ¿Cómo seguimos? Hay que reservar mucho el golpe final y alargar la cinta al menos media hora más innecesariamente.

Pero a diferencia de otros Raimi tiene ideas en el bolsillo y sabe jugar (lo ha hecho) en la primera división de las superproducciones para que no se note demasiado e incluso se atreve a homenajear al clásico antiguo.

Es una propuesta colorida y entretenida para volver al camino de baldosas amarillas, con un diseño de producción realmente alucinante. Tiene algo de la mala baba de Raimi y los amagos cantantes se pueden tomar a homenaje. Funciona bien, aunque con más cuidado ha podido ser grandiosa.

Lo Mejor: que está por encima de lo esperado inicialmente.

Lo Peor: el bajón de ritmo a mitad de metraje.

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