Roberto Bermúdez, abogado y profesor especializado en Derecho Penal, está convencido de que Gonzalo, uno de sus alumnos más brillantes, es el autor del brutal asesinato de una chica cometido frente a la Facultad de Derecho. Decidido a demostrar su versión del crimen, emprende por su cuenta una investigación que acabará obsesionándolo.
La nueva película que ha resultado un fenómeno en taquilla en Argentina hace que mi devoción por Ricardo Darín, el grandísimo Ricardo Darín, sea todavía mayor. La semana pasada escribía maravillas de Christian Bale en ‘Las Flores de la Guerra’, pues algo parecido me pasas con Ricardo Darín. Sin palabras.
Y es que es Darín el que eleva el film a una calidad superior a la media. En manos de otros, ‘Tesis sobre un homicidio’ sería el enésimo intento de Cage por recuperarse de sus problemas de cabello, o un capítulo de CSI alargado, o en manos españolas a saber qué hubiera salido. En manos de Darín, el film se sostiene de cabo a rabo, a pesar de que el final de la película te deje un sabor amargo. No sé si es cosa mía, no sé si se buscaba otro efecto, pero no funciona. Al terminar el film el espectador quiere otra resolución, cualquiera de las que pasan por la cabeza del espectador durante los 120 minutos de metraje.
Darín, absolutamente enchufado y siendo el alma de la película, aguanta casi el 90% de los planos. Con su aspecto comedido, mete tanto en la investigación al espectador que resulta imposible prestar atención a los detalles. Y ante semejante magnetismo, soy incapaz todavía de saber cuánto vale Alberto Ammann. En algunos momentos me parece un actor muy prometedor, pero a ratos no me transmite nada.
Así, por un lado tenemos un actor excepcional en una trama correcta mal rematada pero dirigida con cierto oficio. Podéis verla de dos maneras: recuperar la devoción en un actor que no hace más que recordarte lo bueno que es… o un producto menor en una carrera plagada de éxitos.
Lo Mejor: Ricardo Darín.
Lo Peor: el resto no está a la altura de semejante talento.