Adam es aparentemente un tipo corriente dentro de un universo extraordinario. Vive humildemente de lo que gana, pero su espíritu romántico conserva en la memoria el recuerdo del amor imposible por Eden, una chica que conoció en un mundo distinto, en un lugar que se halla fuera de su alcance. Sin embargo, cuando vuelve a verla en la televisión, no habrá nada en el mundo que le impida encontrar el camino que lo lleve hasta ella.
Queridos lectores, he de poneros en situación. He creado un género para este tipo de películas que se llama «Rarito de Cojones«. Aquí abarco films tan dispares como son ‘Pi: Fe En el Caos’ u ‘¡Olvídate de mí!’ (por afinidad argumental esta es más cercana a la segunda que a la primera). Y es que me parece muy simplista tildar a este film como una propuesta de ciencia-ficción o un drama romántico, pues no es ni una cosa ni la otra… y quizás le vendría mejor haberse definido.
En el film se nos presenta la temática dos mundos separados por la gravedad y un amor imposible entre dos personas, cada una de un mundo. Con el lema «No hay que ponerle diques al mar» nuestros dos pelín bobalicones (o pelín pastelosos o pelín planos… no sé exactamente pero no termino de congeniar con Jim Sturgess o Kirsten Dunst y esto es NOTICIA) protagonistas buscaran la manera de estar felices y comer perdices para siempre juntos. ¿Bonito? En efecto, y la estética visual de la cinta es absolutamente acojonante. Hace que te metas de lleno en la película… y que salgas de ella. Estás tan pendiente de ver todos los detalles que casi no prestas atención a lo que está sucediendo, por otro lado bastante intrascendente la verdad.
Caso en el que el fondo supera a la forma. Visualmente atrayente con historia planísima.
Lo Mejor: que es visualmente atrayente.
Lo Peor: el resto.
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