Mikel está a punto de casarse con Julia, dueña de una importante joyería que ha heredado de sus padres. Durante la fiesta en la que anuncian su compromiso, Mikel conoce a Ari, una de las camareras del catering. La atracción que surge entre ellos hará que Mikel se interese por el mundo de Ari: las carreras ilegales de coches. Se enamora de la camarera y decide abandonar a Julia, sin saber cuáles son los planes de Ari y su novio.
A estas alturas, nadie puede decir que Daniel Calparsoro sea un novel en esto de rodar películas. El Director, que ya hace tiempo que perdió su aura de Autor, deja patente en ‘Combustión’ que sabe manejar los tiempos y hacer suyo el género que toca, sacándose de la manga algún quiebro ocasional que el espectador no espera.
Sin embargo, esta versión ibérica de ‘A todo gas’ quiere tocar tantos palos y ser tan cool que, al final se pierde, dando al traste con una propuesta que podría haberse desmarcado de sus inequívocos referentes a poco que pisara más el acelerador y se preocupara menos de autocomplacerse.
El principal problema de ‘Combustión’ es que no te la crees: no te crees al improbable trío protagonista, y mucho menos sus motivaciones. No te crees cómo va desenrollándose la trama y echas de menos (como en tantas otras propuestas a golpe de mercadotecnia) todo lo que se supone que deparaba el tráiler.
Las estrecheces del presupuesto se notan cuando menos debe, dejando al aire las costuras. Hay cierto tipo de Cine que solo puede hacerse (siempre y cuando no haya saqueos de por medio tipo ‘Capitán Trueno’) siendo muy consciente de dónde están los límites entre los truquitos para rentabilizar los euros y el ridículo consecuente a intentar hilar muy fino, con hilo grueso.
Para cine mediocre con coches, cachas y chicas de por medio, me quedo con la longeva Saga original del hipervitaminado Vin Diesel y el sosainas Paul Walker. Al menos ahí las neuronas ni están ni se les espera, pero las toneladas de millones lucen en pantalla.
‘Combustión’, reventará la taquilla por las mismas razones que hacen triunfar a Series como ‘El Barco’ o pantufladas como ‘A tres metros sobre el cielo’ mientras otras joyas (‘Crematorio’) quedan para el recuerdo de los más fieles.
Lo mejor: Daniel Calparsoro. Coge un género y lo hace suyo.
Lo peor: de donde no hay, no se puede sacar.