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‘Objetivo: La Casa blanca’: divertido disparate

'Objetivo: La Casa blanca' (Olympus has fallen)

'Objetivo: La Casa blanca' (Olympus has fallen)

Un comando de terroristas coreanos perpetra un asalto perfecto, a plena luz del día, contra la Casa Blanca, la residencia del presidente de los Estados Unidos, Benjamin Asher. Tras duros enfrentamientos con los miembros de los Servicios Secretos, consiguen acceder al inexpugnable búnker subterráneo tomando como rehenes al líder de la nación y a su gabinete. El presidente en funciones, Allan Trumbull se alía con el ex agente, caído en desgracia, Mike Banning para rescatar a Asher a toda costa.

Solo hay una forma de disfrutar de la última película de Antoine Fuqua: dejarse el cerebro en casa.

Si aparcamos nuestras sinapsis y nos preparamos para disfrutar de este thriller de acción ochentero, hortera, descerebrado y cien por cien nacionalista, lo haremos sin duda, pues Fuqua tiene muy claro el tipo de película que quiere hacer: una en la que buenos y malos son de cartón piedra, están perfectamente delimitados y lo que importa es la andanada de hostias, chascarrillos, asesinatos y explosiones que tendrán lugar a lo largo del metraje.

‘Objetivo: La Casa blanca’, es una película de las que se hacían en Hollywood cuando todo el mundo estaba paranoico. La posibilidad de que los norcoreanos destrocen los bastiones de la libertad americana a sangre y fuego (dejan la vivienda del presi y todo lo que hay alrededor hecho un cristo) con pasmosa facilidad, es tan inverosímil como el hecho de que un solo hombre con muy mala leche pueda resolver la papeleta cepillándose a cada terrorista como si tal cosa.

Pero, obviadas todas las tonterías que nos encontramos, y centrándonos en la acción por la acción, la cinta de Fuqua hará las delicias de todo aficionado al género, ya que sus dos horas pasan en un suspiro, aunque cada minuto sea un calco de otras películas (‘La jungla de cristal’ y ‘Air Force One’ serían los referentes más claros) y hasta a Morgan Freeman, cumplidor como siempre, le cueste sostener el chiringuito con cierto empaque.

Más patriotera que una cinta de Michael Bay,  henchida de orgullo por las barras y estrellas, y tan divertida, socarrona y gamberra como irrelevante en su conjunto.

‘Objetivo: La Casa blanca’ es hija de estos tiempos inciertos donde la Crisis mundial se está llevando por delante casi todo lo que dábamos por sentado en Occidente, dejándonos detrás de cada oreja una mosca cojonera.

No piensen, disfruten del reprise de matar.

Lo mejor: Fuqua sabe lo que se hace con las escenas de acción.

Lo peor: efectos visuales del siglo pasado, y predecible de principio a fin.   

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