Ya han pasado dos años de sus locas vacaciones en Tailandia y los tres inseparables amigos Phil, Stu y Doug han sentado la cabeza definitivamente. El único que no consigue enderezar su vida es el lunático de Alan, sin metas en el horizonte y sin ninguna medicación que lo controle para no meterse en líos. Imbuido en una crisis personal galopante, reúne a sus tres colegas para que lo acompañen a una clínica de rehabilitación, en lo que promete ser otro cúmulo de desastres y despropósitos.
El primer ‘Resacón’ supuso un antes y un después en el género cómico. Todd Phillips consiguió una cinta redonda que, además, puso de manifiesto que podía rodarse una Comedia sin descuidar ni un ápice su factura, olvidando el aire televisivo y tirando de estilazo.
La segunda parte defraudó a todo el mundo por ser una repetición literal en un escenario diferente (Tailandia) y la Saga pedía a gritos un final digno.
La pregunta es: ¿lo ha conseguido Todd Phillips?
‘R3sacón’ se reduce a dos nombres propios: Ken Jeong y Zach Galifianakis. El dúo dinámico y sus desmadrados personajes llevan el peso de la película, y sobre sus desmanes recaen todos y cada uno (salvo los créditos finales, donde Ed Helms hace su aparición estelar, y hasta aquí puedo escribir…) de los grandes momentos del desenlace.
Aquí no hay un después de la juerga, pero sí las consecuencias de esa nefasta noche en Las Vegas.
‘R3sacón’ supera a la aventura Tailandesa, pero se queda a años luz del excelente inicio. Lo que en la original eran dosis continuadas de genio con algún exabrupto ocasional, aquí es al revés: demasiado humor zafio. Cuando la cosa no da para más, Phillips va a lo fácil, hecho imperdonable considerando que la primera y mítica resaca también es suya.
Al final, la cinta salva los muebles porque intenta sinceramente cerrar el círculo, ofreciendo además unos créditos finales que nos recuerdan por qué la primera entrega reventó la taquilla y, de paso, redefinió el género.
Pero el carisma de la manada y las genialidades de dos chiflados, no son suficientes.
Final, sí. Épico…
Lo mejor: Ken Jeong, Zach Galifianakis y los créditos finales.
Lo peor: más locura y menos postureo, señor Phillips.