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‘El único superviviente’: barras y estrellas

El único superviviente

2005. Cuatro Navy Seals norteamericanos se encuentran dentro del territorio afgano, en misión de reconocimiento, para encontrar a uno de los líderes talibanes más buscados, Ahmad Shah. Tras toparse con unos pastores, la operación queda al descubierto y, al poco tiempo, una emboscada de los integristas de Al Qaeda les está esperando. Superados en número y en armamento, van cayendo todos salvo el sargento Marcus Luttrell, que inicia una carrera contrarreloj para sobrevivir en territorio hostil.

Las expectativas estaban muy altas para la nueva película de Peter Berg que, algunos sectores de la prensa especializada, tildaron como la mejor cinta bélica desde ‘Salvar al soldado Ryan’.

Nada más lejos de la realidad.

‘El único superviviente’, se aleja del discurso realista que hemos visto en los últimos tiempos en el Cine norteamericano, donde afloraba la parte de culpa que cada uno tiene que afrontar en todo conflicto armado. Sin ir más lejos ‘La sombra del Reino’, también dirigida por Peter Berg, cargaba las tintas cuando era necesario.

Sin embargo, ‘El único superviviente’ arranca como una película de Michael Bay. Todo son barras y estrellas, orgullo de pertenencia y exaltación de la supuesta invulnerabilidad de los Navy Seals.

Berg no se anda con chiquitas, y su película busca la acción descarnada, apoyada en unos magníficos efectos sonoros y una fotografía hiperrealista. Pero a las primeras de cambio el cuidado envoltorio y el buen hacer del cuarteto protagonista se va al garete, pues en ninguna guerra los malos y los buenos están tan claros.

Aquí los Marines son imbatibles (increíble la cantidad de balazos y golpes que puede aguantar un Soldado del ejército americano), y los Afganos caen como moscas a las primeras de cambio. Tan solo la reunión de casi una manifestación armada de Talibanes es capaz de doblar la férrea voluntad de estos cuatro Titanes.

Ni siquiera el último acto de la película, donde Berg puede sacar jugo al relato e intentar que deje poso en la audiencia, está bien resuelto: el encuentro entre dos culturas dispares y la ayuda que los ‘Afganos buenos’ prestan al soldado caído, tiran de tópicos que hemos visto mil y una veces en productos de menor calado.

La magnífica producción, la contundencia de sus imágenes y el hecho de que Berg sabe muy bien cómo ingeniárselas para que no miremos el reloj, no son suficientes.

‘El único superviviente’ desperdicia un potencial inmenso para hacerle un vídeo publicitario al ejército americano.

Si la mitad de lo que vemos en la película ocurrió así, estos cuatro aguerridos Marines merecen otro homenaje donde no queden como ‘Machos Alfa Action Men en territorio hostil.

Lo mejor: la contundencia de sus imágenes.

Lo peor: es una loa al ejército americano, sin peros que valgan.

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