Un fallido experimento para solucionar el calentamiento global acabó con la mayoría de vida existente en el planeta. El último tren llamado Snowpiercer (Rompenieves) se mueve en círculos por el mundo, con un motor en perpetuo movimiento, a través de un desierto de hielo y nieve. Los últimos supervivientes de la Tierra se amontonan en sus vagones, divididos entre la clase explotada, que vive en la sección de cola sufriendo hambre y frío, y la clase poderosa, que viaja en los primeros vagones con todo tipo de privilegios y excesos. La vida en el tren es un círculo vicioso hasta que un día, un joven llamado Curtis, líder de la sección de cola, decidirá cambiar el estado de las cosas, al mismo tiempo que descubrirá todos los secretos del tren y de la propia condición humana.
Nos adentramos en otro pronóstico del fin del mundo, en este caso por glaciación del planeta. El director coreano Bong Joon-ho es el encargado de adaptar a la gran pantalla la novela francesa ‘Le Transperceneige’. Se trata del filme más caro de la historia del cine surcoreano, 40 millones de dólares de presupuesto, recuperados en tan solo 10 días de taquilla. Un presupuesto que notamos desde el minuto uno: la mayoría de los gráficos del interior del tren son increíbles y las imágenes del exterior no pasan desapercibidas para nadie.
La trama provoca un sin fin de sensaciones: debes concentrarte en todos los mensajes que el director está intentando hacerte llegar; mensajes con una gran carga sociopolítica, por supuesto. De nuevo nos encontramos con las diferencias sociales, todos los supervivientes se encuentran en un tren, dividido en dos partes: una parte delantera con la élite y una parte trasera con la clase obrera. Se repite una y otra vez la importancia de que cada uno debe ocupar el lugar que le corresponde para que no se produzca el caos, no dejando de ser un reflejo de la sociedad actual.
Es importante también la lucha por el poder, puesto que nos encontramos ante un sistema totalitario que quiere ser destruido y para conseguirlo el protagonista, Curtis, debe dejar atrás las emociones centrándose exclusivamente en su objetivo, la abolición del poder. Aún así nos muestra las diferentes caras de los personajes, mostrando que quizás no todos somos tan buenos, ni tan malos.
En un primer momento nos puede parecer predecible, que sabemos como van a tener lugar los acontecimientos, pero consigue mantenerte alerta y va sorprendiéndote según avanza minuto a minuto. Cuando se acaba la película se te quedan algunas cuestiones en el tintero, quizás no hubiera sobrado darle un poco más de detalle a algunas de ellas.
Lo mejor: la originalidad y las imágenes.
Lo peor: quedan algunos temas sin concretarse.