Celebrando el reciente estreno de ‘La bella durmiente’, el 11 de junio, en DVD y Blu-ray, vamos a hablaros de un artista cuya visión resultó imprescindible para el inolvidable look de la película: Eyvind Earle.
Earle fue todo un especialista en la elaboración de los fondos. Comenzó su carrera en los estudios Disney en 1951, como pintor de fondos asistente. Antes de llegar al estudio, Earle se dedicó a dibujar tarjetas de felicitación. Dos años después de llegar a la casa del ratón, Earle se convirtió en el supervisor de todos los fondos de la -hasta entonces- película más cara en la historia del estudio: ‘La bella durmiente’.
La producción llevó 6 años, en los que aprendió mucho. Con acceso a una completa biblioteca de libros de arte en los que buscar inspiración, Earle combinó estilos que iban desde Botticelli a Fra Angelico. En su autboiografía ‘Horizon bound on a bicycle’, escribió: «todos mis primeros planos eran tapices de plantas decorativas, hierbas y flores».
Las influencias fueron creciendo en sus diseños, como explicó una vez: «desde que se convirtió en una obviedad es que el estilo gótico evolucionó en su estilo y detalle traspasando las influencias árabes adquiridas durante las Cruzadas, encontré perfectamente normal el uso de de todos los maravillosos patrones y detalles en miniaturas Persas. Y desde que el arte Persa adquirió tantos elementos en común con el Chino y el Japonés, sentí que también estaba bien introducir elementos nipones, especialmente en los primeros planos de hojas y ramas «.
Pero ¿cómo se gesta un gran artista?
Su infancia resultó difícil. Su padre fue un hombre acomodado pero también opresivo, que le obligaba a completar una pintura diaria o leer 50 páginas de un libro, durante los 3 años de viaje trascurridos con el alrededor del mundo. Tras regresar a la costa oeste, Earle juró que jamás volvería a pintar. Pero tuvo que ayudar a su madre durante la Gran Depresión, así que pintó los números de las calles.
A finales de 1937, Earle realizó un viaje desde California hasta Nueva York en bicicleta «pinté 42 acuarelas y escribí miles de palabras en mi diario durante el viaje». En Manhattan, Earle realizó tres exposiciones de sus trabajos. Una de ellas fue adquirida por el Museo de arte metropolitano.
Para poder vivir, su trabajo se diversificó entre ilustraciones, murales y tarjetas de felicitación, creando sus propias tarjetas navideñas. En 1947, se unió a un grupo de artistas, donde realizó más de 580 tarjetas de felicitación navideña durante 25 años. Los estilizados dibujos de las tarjetas llamaron la atención del artista y empleado de Disney John Hench, que le reclutó.
Earle dijo: «ahí se acabaron mis años de pobreza. Ocurrió un milagro. Podía pintar desde las 8 de la mañana a las 5 de la tarde, a veces de noche y un poco más los sábados, y se me pagaba cada minuto».
La experiencia de Earle en Disney creció durante todos los trabajos realizados, lo que le llevó a comandar la aventura artística de ‘La bella durmiente’. Tras muchos retrasos y desafíos, determinó el look definitivo de la película, que ha pervivido (y pervivirá) durante décadas, tras 50 años maravillando a crítica y público.
¡Un artista tan grande como la mítica película de Disney, que ya podéis llevar a vuestros hogares!