Álex, de 37 años, es un ejecutivo publicitario de éxito, atractivo, inteligente y brillante. Ansía conseguir por fin la estabilidad emocional. Sin embargo, es rechazado por su novia cuando le propone matrimonio. Incapaz de asumir el golpe, parece que su idílica vida comienza a desmoronarse. Precisamente en ese momento irrumpe en su camino sin previo aviso y como un vendaval Niki, estudiante de 17 años que no sólo consigue seducir y enamorar a Álex, sino dar un giro total a su vida.
En 2008 Federico Moccia decidió llevar a la gran pantalla su novela Scusa ma ti chiamo amore (Perdona si te llamo amor) y en 2014, Joaquín Llamas, realizador de algunas series de éxito como ‘Tierra de Lobos’ o ‘Acusados’, ha decidido estrenarse en el cine con una nueva adaptación de esta novela.
Si sois seguidores de Federico Moccia o habéis podido ver algunas de las exitosas películas basadas en sus libros como ‘Tres metros sobre el cielo’ o ‘Tengo ganas de ti’, ya sabréis que sus novelas se centran en el amor, por lo que de nuevo nos encontramos con una película de género.
En la película dirigida por Federico Moccia y en la versión de Joaquín Llamas encontraréis muchas similitudes, casi escenas idénticas. El cambio más representativo es la interpretación a ‘la española’ que hace Llamas, con una banda sonora de cantantes españoles y la adaptación de algunas situaciones a la cultura española.
Como hemos mencionado antes y como podéis leer en la sinopsis, la película nos narra una historia de amor irreal entre un ejecutivo de 37 años y una adolescente de 17. La búsqueda del amor verdadero, que evidentemente puede aparecer en cualquier momento y que cada uno definimos a nuestra manera. De hecho nos encontramos ante diferentes historias en torno a los protagonistas, amistades con variadas relaciones: algunas desconfiadas, otras infieles, aburridas u inocentes.
Destacan la cantidad de mensajes que transmite la película, yo me quedaría con dos de ellos. Por un lado el dicho ‘no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes’ que seguramente lo hayáis vivido alguna vez en primera persona y por otro lado, recordarnos que no debemos olvidar la inocencia y la naturalidad que caracteriza a la juventud, para no convertirnos en unos adultos serios centrados en su trabajo y que se se han olvidado de vivir.
Por último algunas escenas durante la película rompen por completo el ritmo, quizás por su exceso de duración o quizás por el propio contenido de las mismas.
Lo mejor: los mensajes.
Lo peor: alguna escena que rompe el ritmo de la película.
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