El temerario aventurero Peter Quill es objeto de un implacable cazarrecompensas después de robar una misteriosa esfera codiciada por Ronan, un poderoso villano cuya ambición amenaza todo el universo. Para poder escapar del incansable Ronan, Quill se ve obligado a pactar una complicada tregua con un cuartero de disparatados inadaptados: Rocket, un mapache armado con un rifle, Groot, un humanoide con forma de árbol, la letal y enigmática Gamora y el vengativo Drax the Destroyer. Pero cuando Quill descubre el verdadero poder de la esfera, deberá hacer todo lo posible para derrotar a sus extravagantes rivales en un intento desesperado de salvar el destino de la galaxia.
Tenía que llegar. Con permiso de DC y su universo cinematográfico (que, fuera del Batman de Nolan y Burton y el Superman de Donner, sigue dando tumbos), Marvel, la Casa de las Ideas, unida a la todopoderosa Disney da, por fin, en el clavo, pergeñando el Blockbuster definitivo.
‘Guardianes de la Galaxia’ viene a redondear las virtudes exhibidas en ‘Los Vengadores’ y ‘Capitán América: el Soldado de invierno’, donde Marvel comenzó a dar muestras de mayoría de edad, después de una década dedicada a tirar la piedra y esconder la mano.
El director James Gunn, puro nervio, hace suyos a los Guardianes desde el primer minuto. Su película resulta tan enérgica, irreverente, imprevisible, divertida y genuina como ‘Super’, su magnífica cinta anterior y una de las joyas del cine reciente de capas y mallas.
Un reparto carismático y completamente entregado, donde todos y cada uno de los intérpretes se suman a la fiesta, tirando de carisma y vis cómica (Chris Pratt encuentra su sitio como héroe de acción después de vagar por el desierto como el amigo gordo del galán de turno en un montón de descafeinadas comedias. Lee Pace y su desalmado villano quedarán para el recuerdo del universo Marvelita, al igual que el bienvenido Dave Bautista como Drax, la pareja cómico-bélica formada por Rocket y Groot y el recuperado Michael Rooker en la piel de Yondu) lanzan dardo tras dardo dialéctico en el ágil libreto del propio Gunn y Nicole Perlman, convirtiendo la película en una sucesión de hilarantes gags que se entremezclan con el impecable despliegue visual y las idas y venidas de la trama, justa pero bien hilvanada.
‘Guardianes de la Galaxia’ es el ‘Star Wars’ que Lucas debió de imaginar para las generaciones del Siglo XXI, en lugar de la mediocre nueva Trilogía, o el ‘Star Trek’ de J.J. Abrams después de una noche de copas y una dosis masiva de ingenio subversivo.
Y, por si esto fuera poco, las referencias a la cultura pop, la consciente y bienvenida vena autoparódica, el look hiperbólico de los descacharrantes dibujos animados de las mañanas; la inesperada escena final (permanezcan en la sala, vale la pena); la suculenta elección de canciones que llenan la galaxia de himnos analógicos y el homenaje a lo mejor de la ciencia-ficción de las últimas tres décadas, culminan la cuadratura del círculo.
Marvel se doctora. ‘Guardianes de la Galaxia’ es, sin duda, su mejor película.
Lo mejor: dos horas de cine fresco y genuino.
Lo peor: el desenlace, un tanto apresurado.
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