La estética expresionista que predominó durante las tres primeras décadas, tan característica de Alemania, se manifestó en la literatura, el arte y el cine. ‘El gabinete del Dr. Caligari’ es sin duda, el primer título encuadrado en esta línea temporal, pero a éste le siguieron otras muchas producciones, algunas igual de emblemáticas y representativas como ‘Metrópolis’ (1927).
La historia de Fritz Lang (1890 – 1976) comienza en Viena junto a sus estudios de arquitectura, siguiendo a su padre, un reputado arquitecto de la ciudad. Realmente no os queremos hablar de un arquitecto, sino de uno de tantas esas personas que desde jóvenes se sienten artistas. Terminará dejando a un lado la Escuela Técnica de Viena para comenzar de cero en la Escuela de Artes Gráficas y posteriormente en la Escuela de Bellas Artes de Múnich. Abandona su casa para viajar, encarnando perfectamente la imagen de «un artista de la vanguardia» de principios de siglo con una vida bohemia. Sus pasos le llevaron a la ciudad madre de las vanguardias europeas de principios de siglo, la emblemática París. Regresa a Viena con el inicio de la Gran Guerra (1914) para alistarse como voluntario en el ejército austrohúngaro. Herido durante la contienda, lo que le obligó a cesar su actividad y es justo en ese momento, cuando empieza a escribir sus primeros guiones de cine.
Durante su convalecencia conoció a Joe May, director el cual, a veces pasa inadvertido en las páginas de los textos de historia del cine pero que fue una figura fundamental en la Alemania de los años 20, contemporáneo de Fritz Lang o F.W. Murnau, caracterizado por llevar a cabo un cine de talante más comercial. Su primera película como guionista lo estrena en el año 1917 de la mano de éste y de los estudios Universum Film AG (UFA), es la desaparecida ‘Die Hochzeit im exzentrik Klub’.
Tras este primer contacto con el séptimo arte decide ponerse al frente de sus propios guiones, llevando a cabo una gran cantidad de filmes durante esta primera etapa de su carrera: ‘Las arañas, parte 2’ (1920), ‘La imagen errante ‘ (1920), ‘Las tres luces’ (1921), ‘Corazones en lucha’ (1921), ‘El doctor Mabuse’ (1922), ‘Los Nibelungos: la muerte de Sigfrido’ (1924), ‘Los Nibelungos: la venganza de Krimilda’ (1922), ‘Metrópolis’ (1927), ‘Los espías’ (1928) y ‘La mujer en la luna’ (1929). Hay que tener en cuenta que coincide con la que podemos llamar edad de oro del cine alemán, donde muchos empresarios como Erich Pommer (1889- 1966) o empresas como UFA y Bioscop vieron la gran oportunidad de inversión en el cine. El gran éxito de todos estos guiones tienen mucho que ver con la colaboración de la escritora Thea von Harbou su segunda esposa.
‘El doctor Mabuse’ y la posterior ‘Metrópolis’ nos han dejado dos de las grandes joyas del cine de las primeras décadas del siglo pasado. La primera de ellas encarna la historia de un criminal y ‘Metrópolis’, nos traslada al año 2000, a un un mundo completamente utópico con una sociedad dividida entre ricos y trabajadores, éstos condenados a vivir en un mundo subterráneo lleno de oscuridad. En este entorno hostil surgirá una historia de amor entre el hijo de uno de los personajes más adinerados de la ciudad y una simple obrera. En resumen, el marco perfecto para traernos de nuevo esa visión tan irreal dentro de un mundo deformado, de pesadillas, algo que también vimos con ‘El gabinete del Dr. Caligari’.
Es el momento más álgido de la carrera de Fritz Lang e incluso le propusieron ponerse al frente de UFA, la productora más conocida del momento, la misma que había invertido un gran presupuesto para llevar a cabo ‘Metrópolis’. Rechaza el ofrecimiento para volver a París, oponiéndose de lleno al régimen nazi. De París al mismo Hollywood, lugar donde llevará a cabo otras tantas películas hasta su muerte. Junto a otros, una de las grandes figuras del cine europeo que ha dado lecciones e influenciado algunos de los grandes filmes futuristas ¿Os acordáis de ‘Blade Runner’ de Ridley Scott?