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‘I feel good: la historia de james brown’. El groove en la gran pantalla

Póster original de la película I Feel Good (Get on Up)

Póster original de la película I Feel Good (Get on Up)

 

Es la historia del músico James Brown, el padrino del soul. Desde su infancia hasta sus primeros éxitos  en la música, recorremos la evolución de uno de los grandes de la música negra de todos los tiempos, a la vez que somos testigos de las múltiples aristas de su personalidad y sus estados de ánimo.

El director Tate Taylor, autor de la muy estimable ‘Criadas y señoras’, pretende dar una vuelta de tuerca a los biopics de músicos. La película no sigue los cauces habituales en estos casos (orden cronológico, biografía historiada), sino que nos encontramos con una deconstrucción de la historia de James Brown, con frecuentes recursos al flashback, y a ratos en eficaz sintonía con la personalidad del músico: histriónica, ególatra, exagerada, exigente, pasional, violenta a veces, desordenada. Por ello es complicado para el espectador al inicio ‘enganchar’ con la trama del film.

La parte musical, como es lógico, está muy cuidada. Los números musicales (a veces alargados en exceso) cuentan con un detalle y unas coreografías muy buenas. Por ejemplo, podemos observar la evolución de la música de James Brown del góspel al soul, el rhythm and blues, y finalmente el funk.

La producción corre a cargo de Mick Jagger, y se nota (con la anécdota curiosa de la aparición de unos muy jóvenes Rolling Stones recién llegados a Estados Unidos).

El centro de la acción es el propio Brown, y el director consigue transmitirnos su personalidad compleja, inestable y muchas veces impredecible, con un ritmo de la acción que trata de encajar con la personalidad del protagonista, y a ratos lo consigue. Sin escatimar en los episodios más escabrosos de él, como las drogas o la violencia hacia sus mujeres, pero sin recrearse en el morbo.

Chadwick Boseman realiza un buen trabajo, interpretando a un personaje muy complicado, con muchas aristas, con momentos realmente brillantes. Transmite muy bien el carisma, la energía incansable en el escenario y el atractivo sexual del cantante.

Destacar también las interpretaciones de dos de las mejores actrices afroamericanas actuales, Viola Davis y Octavia Spencer, en papeles cortos pero bien dibujados.

En definitiva, el encomiable intento del director de hacer un biopic desde un enfoque distinto es arriesgado, y la apuesta no acaba de ser del todo convincente, aunque el resultado es brillante por momentos.

Lo mejor: la actuación de Chadwick Boseman y la recreación del ambiente de la época, junto con los números musicales.

Lo peor: el intento arriesgado de crear una película biográfica distinta implica una cierta irregularidad en el resultado final.

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