Richard Dane (Michael. C Hall, Dexter) padre de familia, se despierta en mitad de la noche a causa de un extraño ruido. Coge su pistola, aquella que nunca pensaba que utilizaría, y tropieza cara a cara con un desconocido armado. El hombre dispara, instintivamente él devuelve el disparo acertando en su ojo derecho. Hay sangre por todas partes, el intruso está muerto. La policía reconoce la identidad del difunto, se trata del ex presidiario Fredy Russell (Wyatt Russell, Cowboys & Aliens). El problema es que Freddy tiene un padre, Russel (Sam Shepard, Agosto) al que no sólo le entristece la noticia de que su único hijo haya sido asesinado, sino que a partes iguales, también le enfurece.
El padre del fallecido consigue esquivar la seguridad policial y apuntar a Richard con una pistola. Antes de disparar este le muestra una foto de su hijo, lo que estremece a Richard, «ese no es el hombre al que disparé». Devastados, ambos patriarcas, con la ayuda del investigar privado Jim Bob (Don Johnson, Django desencadenado), deciden unir sus fuerzas para desentrañar el engaño, buscando al hijo de Ben y tratando de descubrir quién es el hombre al que realmente disparó Richard.
‘Frío en julio’, empieza bien, muy bien, tan bien que da pena que la película pegue un giro radical a la mitad de su metraje, pero no adelantemos acontecimientos.
Richard (Michael C. Hall, sobre todo conocido por su papel en la serie ‘Dexter’) se despierta con el ruido de un ladrón en casa, con esa atmósfera azulada consiguen transmitir tensión y rareza. Al padre de familia se le ve temblando, temeroso de lo que pueda pasar.
Esto desencadena en una serie de sucesos que nos lleva a una trama sobre la corrupción policial y a ver al protagonista envuelto, sin quererlo, en una serie de hechos que le arrastraran al lado más oscuro del ser humano.
Como decíamos antes, durante estos primeros 45 minutos, la cinta se desenvuelve con soltura entre el cine negro y un thriller con mucha tensión. Entonces, en este momento y, sin saber muy bien por qué, todo da un giro de 180 grados y otra historia comienza, una de venganza y drama personal con toques de humor al más puro estilo ‘Breaking Bad’.
Eso no quiere decir que esta parte del film no sea buena, al revés, es entretenimiento en el estado más puro de la palabra, pero no es lo que nos han vendido al principio. Es como ir a comprar un coche y que te den un avión, es un buen cambio, pero no lo que querías.
El director nos lleva muy bien hacia un final bastante logrado, muy al estilo del cine negro al que hace homenaje, incluso una de las escenas parece la precuela directa de la propia ‘Dexter’ que, dicho sea, el señor Michael C. Hall realiza una interpretación bastante notable, alejándose del registro al que nos tenía acostumbrados.
En definitiva, ‘Frío en julio’ es una cinta que bien podrían ser dos, pero sin conexión lógica entre ellas y con muchas tramas olvidadas por resolver. Salvando ese importante escollo, es tan entretenida que seguramente lo perdonaremos.
Lo mejor: el ritmo y tensión de la primera parte del film y Michael C. Hall.
Lo peor: el guión hace aguas por todas partes.