Bryan Mills parece que está resolviendo su vida cuando un asesinato vuelve a revolucionarlo todo. El lugar del crimen hace parecer que él es el culpable, pero decide huir de la ley enfrentándose a numerosos peligros para demostrar su inocencia y mantener a salvo a su familia.
Nos encontramos ante la tercera entrega de la saga ‘Venganza’, una película que impactó tanto por el buen trabajo de Liam Neeson como por la historia. En la segunda entrega ya notamos un desnivel y en esta tercera hay más fallos que aciertos.
De nuevo Liam Neeson debe vengarse por algo que le ha sucedido, en este caso es por una muerte de la que le acusan. El film intenta mantener el suspense acerca de quién es el culpable, pero lo que consigue es que sea aún más predecible. No existen grandes interpretaciones por parte de la mayoría del elenco, ni tampoco ninguna escena que impresione al espectador, es una película con muy buen ritmo y entretenida pero que no destaca.
Durante la película hay varias secuencias de acción con grandes efectos especiales que te hacen mirar de lado a lado de la pantalla, sin embargo hay otras escenas en las que los efectos no están conseguidos y hacen perder calidad al film. Hay numerosas ocasiones en las que se intenta eliminar al protagonista, pero nunca lo consiguen, pero es demasiado surrealista, tanto que una de las veces que consigue burlar a la muerte el guión se ve obligado a decirnos cómo ha sido posible, y sigue sin ser creíble.
En principio éste es el final de la franquicia y esperamos que así sea para que pueda quedar algo de sentido en ella.
Lo mejor: el ritmo.
Lo peor: que Neeson nunca muere.