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‘Autómata’: propuesta decreciente

Póster original de la película Autómata, de Antonio Banderas

Póster original de la película Autómata, de Antonio Banderas

En el año 2044, la superficie de la Tierra es radiactiva y se ha diezmado la población. Jacq Vaucan (Antonio Banderas), un agente de seguros de una compañía de robótica, está a punto de ser padre, lo que le resulta agobiante ante el incierto futuro de la Humanidad. En medio de este conflicto, tiene que investigar un caso de robots que han roto sus protocolos de seguridad, y descubre algo que podría tener consecuencias decisivas para el futuro de la humanidad. La investigación le llevará a una trama de persecución, violencia y destrucción.

El director Gabe Ibáñez ha tratado de realizar con ‘Autómata’ algo complicado: un español dirigiendo una película de ciencia-ficción con actores conocidos y algo de presupuesto. No es fácil, porque la CF en España no goza de tradición, y los intentos que se han hecho, como ‘Acción Mutante’ o ‘Los últimos días’, tienen relación con algo más (la comedia o la contextualización de una reflexión del director, respectivamente).

Y desgraciadamente el resultado ha sido decepcionante. Porque a pesar de contar con un presupuesto superior a la media en España (5 millones de euros), no ha sido suficiente para lograr los objetivos que se ha marcado Ibañez.

Se puede hacer una buena película con ese presupuesto (como por ejemplo ‘Stalker’, de Andrei Tarkowsky), pero entonces es necesario un buen guión con diálogos significativos. Y precisamente es ambos apartados, tras un primer acto interesante, donde la película va empeorando con el pasar de los minutos.

Aparte de errores en el montaje (Vaucan se encuentra una botella de whisky medio vacía, se emborracha y deja la botella casi intacta, por ejemplo), hay muchos lugares comunes que miran a clásicos como ‘Blade Runner’ o ‘Yo, Robot’ (la mujer de Vaucan se llama Rachel; el diseño de los robots es calcado al de la cinta de Will Smith). Los personajes pierden credibilidad conforme avanza el metraje, que desemboca en un tercer acto sin sentido.

Los personajes humanos, pese al esfuerzo de Banderas, resultan acartonados y apenas transmiten nada. Los villanos parecen robots. De hecho, paradójicamente, éstos transmiten y dicen más al espectador que los de carne y hueso.

En la parte positiva, hay que destacar la banda sonora y un buen trabajo visual en conjunto, un tanto deslucidos por la elección de los desangelados paisajes en el desierto en la segunda mitad de la película.

La obra se queda en una propuesta interesante: partiendo de una muy buena idea (aunque con la rémora de deja vù de un tema trillado), que daría para reflexiones profundas acerca de la desaparición de la Humanidad, va degenerando a pasos agigantados tras la primera media hora, echando a perder un trabajo solvente. Tal vez ayude a que otros directores y guionistas recojan el testigo de Ibáñez, pero la sensación de película directa al DVD se va haciendo más nítida según van pasando los fotogramas.

Una película para pasar un rato entretenido, pero nada más. La sombra de Rick Deckard y los replicantes es alargada.

Lo mejor: la fotografía y la banda sonora.

Lo peor: el intento arriesgado de hacer Ciencia-ficción en España sin un presupuesto adecuado al guión, o viceversa. Una propuesta interesante mal desarrollada.

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