Dave Skylark (James Franco), presentador de un conocido programa de entrevistas, y su productor, Aaron Rapoport (Seth Rogen), consiguen una entrevista exclusiva con Kim Jong-Un, dictador de Corea del Norte. Ante tal oportunidad, la CIA les pide un «favorcillo»: asesinar a Kim. Pero lo cierto es que Dave y Aaron no son las personas más cualificadas para realizar un magnicidio…
Es probable que el recorrido taquillero de ‘The Interview’ sea mucho mayor del que le corresponda sólo por haber sido prohibida en Estados Unidos tras el polémico hackeo a Sony (la controversia y protesta del público y un amplio sector de Hollywood provocó que finalmente se estrenara en VOD y más de 300 salas) y el objeto de la crítica: la poco amigable Corea del Norte.
La pregunta es: ¿merece la pena tanta polémica?
Lo cierto es que ‘The Interview’ es una comedia con ritmo, divertida, macarra, satírica y gamberra, con un potencial enorme que nunca termina de explotar.
Entre chascarrillo soez, coña magnífica y chascarrillo de mal gusto, la cinta de Seth Rogen y su inseparable Evan Goldberg cuela la suficiente crítica hacia el Comunismo y la permisiva estupidez Occidental como para resultar interesante e hiriente para un régimen poco amigo de la libertad de expresión.
Pero, a la hora de exprimir la película y llevar el discurso a sus últimas consecuencias, ‘The Interview’ patina y flaquea, desinflándose por momentos y alcanzando un clímax demasiado amable, cantado y conformista.
Cierto es que las buenas intenciones, las bromas que sí tienen gracia (más de una, por suerte) y la apabullante química entre Seth Rogen y James Franco bien valen el precio de la entrada (el presentador Dave Skylark y sus locuras se te quedan grabadas, sobre todo cuando las lía junto al coleguilla coreano).
Pero, al final, es inevitable constatar que la polémica se ha generado única y exclusivamente porque la mofa afecta a Corea del Norte, país gobernado por un loco que puede armarla en cualquier momento y una muestra viviente más de que el Comunismo es pan… ni para hoy… ni para mañana.
Si el objeto de la protosátira hubiera sido otro, la alocada entrevista de estos dos Periodistas que quieren hacer historia, pasaría por las salas con más pena… que gloria.
Lo mejor: Rogen, Franco y Goldberg hacen lo que haga falta para entretener al público.
Lo peor: a la hora de la verdad, cobardea en tablas.
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