Magda (Penélope Cruz) se enfrenta al momento más difícil de su vida. Abandonada por su marido y afrontando sola el cuidado de su hijo, recibe el terrible mazazo de un diagnóstico de cáncer. En su lucha por sobrevivir se cruzará con Arturo (Luis Tosar), un hombre enfrentado a su propia tragedia. Juntos hallarán una forma de hacer frente al dolor.
Julio Medem parece querer demostrar en su última película su afición por los extremos. Poco dado a las medias tintas, en su cine la luz es cegadora y la oscuridad angustiosamente lóbrega. Sin embargo, en ‘Ma ma’, los extremos no sólo no se repelen sino que se funden en un sólo conjunto que, a pesar del toque onírico marca de la casa, funciona de manera bastante efectiva.
Nos encontramos en terreno resbaladizo, con dos personajes enfrentados ambos a la tragedia de sus vidas y, en cambio, vemos nacer de ello la esperanza, la alegría e, incluso, el humor. Las pinceladas de ese humor negro, a cargo de una Penélope Cruz que se marca una de las interpretaciones de su carrera, convierten al film en una de las películas más optimistas del director vasco.
Precisamente son las interpretaciones de sus protagonistas uno de los puntos fuertes de ‘Ma ma’. Una Penélope Cruz desatada (para bien) y un Luis Tosar contenidísimo (sorprendentemente, también para bien) aportan veracidad a unos personajes nada fáciles de abordar. En el viaje de ambos desde las tinieblas a la luz apreciamos cómo la vida real, devastadora e implacable a veces, nos ofrece, para variar, un respiro y una ocasión para sonreir.
En resumen, no es nada difícil presagiar que esta ‘Ma ma’ y sus protagonistas darán mucho que hablar, y que premiar, esta temporada.
Lo mejor: Los toques de humor sabiamente repartidos.
Lo peor: Las secuencias oníricas debilitan un conjunto que debería ser mucho más fuerte.