Mike Howell (Jesse Eisenberg) es un joven que no tiene ninguna motivación y que vive junto a su novia Phoebe (Kristen Stewart) en una pequeña y aburrida ciudad. Un día, su vida da un giro inesperado cuando el pasado de Mike vuelve para perseguirle y se convierte en el blanco de una operación de alto secreto del gobierno.
Primero, una advertencia: quien tenga en mente al Jesse Eisenberg de ‘Ahora me ves’ y a la Kristen Stewart de ‘Crepúsculo’, y les gusten, que no pasen por la sala. Lo que van a encontrarse no tiene nada que ver con sus recreaciones anteriores.
Resultaría muy fácil denostar ‘American Ultra’: la historia es absurda, los sobreactuados protagonistas respiran a golpe de cliché… en general, es tan olvidable que el inicio de la cinta se pierde en la memoria cuando llega al final ( apenas noventa minutos).
Entonces ¿el veredicto es ‘no pierdan el tiempo en verla’? Pues no.
Como tantos productos bizarros que suelta Hollywood de vez en cuando, ‘American Ultra’ posee un innegable aura de placer culpable: es una chorrada macarra, ultraviolenta y divertidamente estúpida, que pone a caldo tanto a los cuerpos de élite del Gobierno (esta vez es la CIA la que queda a la altura del betún), como al American way of life decadente, personificado en estos dos porreros cuyos mayores logros pasan por ponerse hasta las cejas, divagar sin rumbo y celebrar, eso sí, un amor incondicional y extraño, muy extraño.
Divierten los comportamientos de todos estos juguetes rotos, que toman decisiones idiotas como si tal cosa. También divierte la deriva sangrienta del producto, donde un tirillas como Eisenberg (que no ha visto una mancuerna ni en la Play Station) se convierte en una balbuceante máquina de matar.
Si James Bond dejara el gimnasio, se fusionara con Jay y Bob el silencioso y, juntos, se fumaran el equivalente en marihuana al Santiago Bernabéu, el resultado sería ‘American Ultra’.
Lo mejor: Jesse Eisenberg.
Lo peor: es una auténtica chorrada.