Abe Lucas (Joaquin Phoenix) interpreta a un profesor de filosofía frustrado, alcoholizado y con una vida sin sentido.
Un día, sentado en una cafetería con Jill (Emma Stone), alumna de la universidad, escuchan una conversación que hará que su vida dé un nuevo giro.
Woody Allen nos vuelve a maravillar con un drama criminal y su particular sentido del humor, ese estilo único que nos recuerda su forma de ver las relaciones conflictivas, especialmente con las mujeres y el psicoanálisis, aunque en esta ocasión todo aderezado con una chispa de filosofía.
El excelente reparto de actores contribuye a un nuevo éxito de Allen.
Está encabezado por el camaleónico Joaquin Phoenix, con películas tan recordadas como ‘Her’, ‘Gladiator’ o ‘Walk the Line’ entre otras; y la actriz emergente Emma Stone, que ya ha brillado con la saga ‘The Amazing Spider-Man’ o la espléndida ‘Birdman’.
El personaje principal nos hace reflexionar sobre la trágica decisión tomada, que, pese a ello, le hace salir de su atormentada vida e incluso buscar la felicidad que de sentido a sus actos.
La voz en off de los personajes nos aporta sus pensamientos, sus sentimientos y consecuencias. Esto nos sitúa en su punto de vista y hace que surja el debate ético.
Como toda cinta del neoyorquino, no os dejará indiferentes.
Lo mejor: la vuelta al estilo Allen.
Lo peor: la transformación de Phoenix.