Si hay un lugar icónico en el mundo del cine es Hollywood.
La época dorada del cine americano tiene ver con el Sistema de estudios. Es un cine basado en una serie de parámetros: el género, los estudios y el brillo de sus estrellas. Se concibe para la masa y obvia la individualidad del cineasta. Es un sistema ideal para cubrir la demanda de los ciudadanos norteamericanos.
El fin del periodo mudo en el que hemos profundizado en textos anteriores, hace que la industria cinematográfica sea un mercado productivo y lleno de ganancias. Es en ese momento cuando aparecen los grandes estudios cinematográficos que buscan un método eficaz para lucrarse. Compañías que todos tenemos en el imaginario cuando pensamos en cine como por ejemplo, Warner Bros, Paramount, MGM, Fox y RKO. Estos estudios eran dueños a su vez de las salas de proyección, por lo que controlaban todo el proceso, así como los beneficios.
Durante este periodo, tenemos que hablar del llamado Cine Clásico. No es un género, sino todo un sistema cinematográfico. No engloba un grupo de películas sino a unos convencionalismos formales. Son normas aceptadas y que se ven reflejadas en las distintas producciones. Lo más importante de este tipo de cine es la narración y el resto de elementos se supeditan a ella. Unida a ésta, encontramos la búsqueda de la continuidad narrativa para que el espectador retome la el hilo temporal de la historia . Por lo tanto, los planos y secuencias tendrán una continuidad en el tiempo y también una continuidad lógica que normalmente queda ordenada en base a una serie de causas y consecuencias que enmarcan la historia de los propios personajes.
Dejando a un lado los elementos formales de este cine, hemos de adentrarnos en algunos de los grandes títulos que mejor representan esta época de oro del cine norteamericano. Es un cine difícil de englobar en una gran obra maestra, ya que se produjeron grandes títulos que marcarían la historia del cine. Se podría hacer un gran listado de ellos y de algunos dejaremos constancia con un monográfico y no hace falta decir que nos referimos a grandes obras de arte como son: ‘El mago de Oz’, ‘La diligencia’, ‘Caballero sin espada’, ‘La diligencia’, ‘Solo los ángeles tienen alas’, ‘Casablanca’ y ‘Lo que el viento se llevó’, entre otros.
Como ocurre casi siempre, este sistema normativo y estandarizado que se habían inventado para crear ganancias, no duró eternamente. Hay relación directa con el panorama político. Durante el periodo en el que se expanden el sistema de estudios, el gobierno se valió de estas grandes empresas para impulsar la economía del país, por aquel entonces sumida en una profunda recesión. Debido a esto, se tuvo cierta permisividad en estas prácticas monopolistas. A partir de finales de la década de los cuarenta, se empiezan a tomar medidas al respecto, obligando a algunos de los grandes estudios a no tener el dominio de la producción, exhibición y distribución. Por ejemplo, tienen que vender los cines y teatros. Igualmente por orden judicial se liberó a los actores de sus contratos.
De esta manera, la producción de cine americano, empieza a decaer considerablemente y así nos topamos de lleno con la década de los sesenta, momento en el que se ruedan entre 240 y 250 películas anuales. En paralelo emergen otras cinematografías como la europea, donde se da mucha importancia al cine de autor.