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‘Cazafantasmas’: estrógenos sí, pero…

Póster internacional de Cazafantasmas destacada

Cazafantasmas Cartel Final

Treinta años después de que la película original arrasara en todo el mundo, vuelve CAZAFANTASMAS, totalmente renovada para las nuevas generaciones. El director Paul Feig combina todos los elementos de la lucha paranormal que tanto gustaron en la franquicia original con un reparto de nuevos personajes interpretados por las actrices más divertidas del momento.

Abundan las comedias icónicas producidas durante los gloriosos años 80. Entre ellas, probablemente, ‘Cazafantasmas’ y ‘Regreso al futuro’, sean las más recordadas, y mejor consideradas.

Por tanto, afrontar el remake de la primera supone un problema añadido, al combatir contra un legado sentimental que ha calado hondo en la audiencia que ahora roza la cuarentena.

Pues bien, lo primero es lo primero: la revisión de Paul Feig no va a arruinar el recuerdo de Murray y compañía; tampoco establecerá un nuevo paradigma en lo que a comedias fantásticas se refiere.

‘Cazafantasmas’ solo pretende divertirnos durante hora y media, sin mayores pretensiones. Nos aguarda una dosis masiva de buen rollo, cierta noñería y aires bobalicones, todos conscientes e intencionados.

Mal que les pese a los haters… la aventura divierte de principio a fin.

El cuarteto protagonista exuda química: grandes actrices (y el Kevin de Chris Hemsworth, autoparódico, entrañable… imbécil. El ejemplo perfecto de ‘discriminación positiva inversa’) en estado de gracia que dan lo mejor de sí para que el espectáculo no decaiga. Ni rinden homenaje, ni parodian a los cazadores primigenios.

Son unas cazadoras frescas y novedosas.

Los fallos del film nada tienen que ver con los estrógenos.

Pese a su inagotable inventiva, la acción, el colorido, los casi siempre acertados sketches y la excelente banda sonora de Theodore Shapiro… ‘Cazafantasmas’ se olvida nada más verla.

Si el clásico ochentero perdurará siempre en nuestra memoria, y seguiremos riendo como locos  recordando a Rick Moranis y su Guardián de la puerta, no hay en la cinta de Paul Feig momentos imborrables.

El villano es un cansino inadaptado, que da menos miedo que un Pokemon; los cameos son divertidos, pero habitan muy lejos del nivel ‘Stan Lee’… los efectos visuales y físicos están muy trabajados, pero no se diferencian en absoluto de los que podemos disfrutar en cualquier Blockbuster de hoy.

Se nota la pasión, la implicación, el esfuerzo, la contagiosa alegría del reparto y el equipo.

Como bienvenido desahogo veraniego/reinicio, las nuevas Cazafantasmas merecen el precio de la entrada.

Sin embargo, para Feig y compañía, el Olimpo de las ‘comedias para siempre’ es del todo inalcanzable.

Lo mejor:
las protagonistas y su secretario.

Lo peor: se olvida con facilidad.

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