Cuando el querido abuelo de Jake le deja pistas para descifrar un misterio que traspasa mundos y épocas diferentes, él descubrirá un lugar mágico conocido como “El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares”. Pero el misterio y el peligro se intensifican cuando conoce a los residentes y descubre sus poderes especiales… y sus terroríficos enemigos. Finalmente, Jake descubrirá que únicamente su “peculiaridad” especial será la que pueda salvar a sus nuevos amigos.
Es innegable que Tim Burton posee una imaginería visual maravillosa. En absolutamente todas sus películas existen paisajes extraños de extrema y también perturbadora belleza.
Pero hacía muchos años que el director de ‘Batman’o ‘Sleepy Hollow’, deambulaba sin rumbo tirando de nostalgia, con cintas de intermitente impacto visual pero sin alma, sin vida; sin motivos de peso que justificaran su existencia.
Pues bien, ‘El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares’ no está a la altura de la mejor época del cineasta (no vamos a cambiar la realidad, por mucho que queramos) pero recupera la esencia del Burton inolvidable, el capaz de conjugar el fondo… con la forma.
La adaptación de la novela de Ransom Riggs presenta una primera mitad magistral, donde la magia Burtoniana explota como en sus mejores momentos pero, además, se toma su tiempo en presentar a los estrafalarios personajes y la mágica historia con acierto, sin enterrarla bajo las bondades del paisaje, dejando que respire y se desarrolle, aprovechando el talento de Asa Butterfield (uno de los mejores actores de su generación, que pide a gritos un papel de Oscar), Eva Green y Terence Stamp, entre otros.
Sesenta minutos repletos de referencias al acervo fantástico/terrorífico (incluyendo guiños a hitos de su propia filmografía), donde nos reencontramos con lo mejor de este artista alucinado y alucinante; inconformista, irreverente y ácido.
En la segunda mitad, no obstante, se aprecia el cansancio de darlo todo durante los primeros compases. Aquí ‘Miss Peregrine’ se vuelve convencional, sobrecargada y previsible, hasta alcanzar un desenlace que, pese a estar bien orquestado, carece de la fuerza necesaria que cuadre el círculo.
En suma, debemos felicitarnos por disfrutar una película que aprueba con nota y (esperemos) supone el regreso de un grande. Si este hogar para niños peculiares supone el fuego que prende la llama en la recuperación de Burton, estamos deseando ver su siguiente película.
Lo mejor: la primera mitad, pura magia, y el macabro episodio del festín de ojos.
Lo peor: no mantiene el tipo durante todo el metraje.
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