Estados Unidos, principios de los años 60. Durante la guerra fría, en plena carrera espacial, la NASA busca mentes brillantes, personas con talento para trabajar de ‘ordenadores humanos’. No había superordenadores digitales que pudieran calcular de manera precisa las trayectorias de un cohete, y por eso se buscaban cerebros superdotados para realizar rápidos y avanzados cálculos de cabeza. Las matemáticas Katherine Johnson (Taraji P. Henson) y Dorothy Vaughan (Octavia Spencer), y la ingeniera Mary Jackson (Janelle Monáe) serán las elegidas que para ayudar a la NASA a ganar la carrera espacial contra la Unión Soviética, llevando a cabo la misión más atrevida hasta la fecha: poner al astronauta John Glenn en órbita alrededor de la Tierra.
Pero, los nombres de estas tres mujeres han permanecido silenciados por la Historia. Y es que, además de mujeres, estas tres heros eran afroamericanas y, hasta ahora, su labor ha permanecido oculta. Este filme, basado en el libro de Margot Lee Shetterly, nos descubre la historia de estas heroínas que, permanecieron segregadas y recibieron un sueldo menor que el de sus equivalentes blancos, pero cuyo extraordinario trabajo resultó indispensable para los avances que permitieron los viajes espaciales.
Entre las diversas atrocidades que nosotros, desnortados y frágiles humanos hemos perpetrado, la segregación racial puede vanagloriarse de ser una de las más absurdas y reprochables.
Por ello, nunca está de más que nos recuerden nuestra estupidez crónica, aún siendo a golpe de Biopic, y las trampas que conlleva un género ‘basado en hechos reales’.
La cinta de Theodore Melfi nos cuenta, con razón pero también desangelada grandilocuencia y un punto extra de almíbar, el empoderamiento de tres mujeres de color excepcionales, que se abrieron paso en un mundo no sólo de hombres, sino de hombres (y mujeres) blancos, y racistas.
Un mundo lleno de barreras donde la inteligencia constituye la mejor arma; una que dispara hechos indiscutibles, más allá del color de la piel.
El buen hacer del trío protagonista (sobre todo Octavia Spencer), y secundarios de lujo (Kevin Costner tira de oficio y nos brinda casi todos los momentazos de la cinta), bastan para que ‘Figuras Ocultas’ se disfrute con facilidad, ajenos al tic tac del reloj pero, a la vez, sin poder evitar reconocer y anticipar el devenir de cada nueva escena.
Pese al elenco, la lograda ambientación, el reflejo realista de la segregación (insólito en el cine yanqui), y, en general, el correcto trabajo de dirección de Melfi (con ocasionales coqueteos con el formato típico de la Tv Movie de sobremesa), a ‘Figuras Ocultas’ le falta la pasión necesaria para trascender.
Pasión que sí tuvieron, entre otras, ‘Criadas y señoras’ y la reciente ‘Jobs’.
Así y todo, disfrutarán cada minuto viendo como estas magníficas señoras usaron la fuerza de su cerebro y su inquebrantable entereza, para reivindicar su condición de humanos mayúsculos.
Ahí es nada.
Lo mejor: Kevin Costner reformando baños, y el blanco a la carrera buscando que la negra le resuelva la papeleta.
Lo peor: su excesiva corrección